Piratería y autopublicación: no te librarás aunque seas indie

pato pirataEl hecho de que casi no te conozcan “ni en tu casa”, no es ninguna garantía de que te vayas a librar de ser pirateado. Esto es algo que descubrí poco después de haber publicado mi novela. Un buen día, tecleé el título de mi libro en Google (sí, puede parecer muy egocéntrico por mi parte pero tiene una explicación) y descubrí que había una página que ofrecía la descarga gratuita de mi libro. Mi reacción inicial fue fundamentalmente de fastidio e indignación. También de estupor, porque me parecía increíble que alguien se hubiese tomado la molestia de comprar mi novela para luego convertirla a otros formatos y ofrecerla finalmente en una web de descargas ilegales. Yo pensaba que sólo se pirateaba a los grandes, a los autores de bestsellers, y no a los escritores independientes que acabamos de empezar y que vendemos nuestros ebooks por menos de dos euros. Insisto, menos de dos euros. Un dinero que gastamos sin pensarlo en esos objetos de calidad ínfima y dudosa utilidad que compramos en las tiendas de chinos. Menos de lo que te cuesta una cocacola en un bar.

Mi reacción inmediata ante semejante ofensa fue la de tratar de luchar contra ese despropósito. Me puse a buscar en Google cómo hacer para denunciarlo y encontré un artículo muy ilustrativo en el blog de otro escritor independiente al que le había pasado lo mismo, en el cual se presentan una serie de alternativas para conseguir eliminar el contenido pirateado.

Denunciar contenidos pirateados

Los individuos que habían pirateado mi libro tenían un entramado bastante lioso de webs interconectadas. Mi libro estaba anunciado en una web. Si pinchabas en el enlace, éste te llevaba a otra web que, a su vez, conducía a una tercera. En esta tercera página encontré información de contacto: una dirección física en Estados Unidos y una cuenta de correo electrónico. Dar lástima es algo que nunca se me ha dado muy bien en mi vida, pero si además se trata de dar pena en inglés, la cosa se complica todavía más. Me dispuse a redactar un correo electrónico un tanto patético en el que venía a decir que yo era una pobre escritora independiente que vendía poquísimos ejemplares y que, por favor, retiraran mi libro pirateado de su web. Sorprendentemente, a los pocos minutos recibí un correo electrónico de respuesta. Me di cuenta de que la web a la que yo había escrito no era realmente la que había pirateado el libro, sino que un pirata había enlazado el contenido ilegal a su web. Me dijeron que buscarían una solución lo antes posible.

Nunca más recibí noticias de esta web, pero hace poco pinché en el link donde se encontraba el anuncio de mi libro pirateado y me apareció un mensaje que decía: “we don’t have this book yet”.

Google y la propiedad intelectual

Después de comprobar que mi libro se había retirado de esa web, volví a teclear el título de mi libro en Google y descubrí que, al final de la página de resultados, aparecía un mensaje que decía: “En respuesta a una queja que hemos recibido en relación con la US Digital Millennium Copyright Act (ley estadounidense de protección de los derechos de autor), hemos eliminado 1 resultados de esta página.”

Deduje, entonces, que la web a la que yo había enviado mi queja se la había reenviado a su vez a Google y que el propio buscador había sido el que había eliminado el contenido pirateado.

Efectivamente, Google pone a disposición de los usuarios un formulario para solicitar la retirada de contenidos. Ésta era, de hecho, otra de las alternativas propuestas por Ramón Somoza, el autor del mencionado blog, que yo había pensado aplicar si la de escribir directamente a los propietarios de la web no me funcionaba. Cualquiera puede solicitar a Google la retirada de un contenido que considere que infringe sus derechos de autor. Se trata del Proyecto Lumen, desarrollado por las facultades de derecho de Estados Unidos cuyo objetivo es proporcionar recursos relacionados con la libertad de expresión en Internet y con las leyes de propiedad intelectual. Este proyecto ofrece también una base de datos de solicitudes de retirada de contenido de Internet (donde se oculta la información de contacto personal del remitente).

Un batalla que nunca termina

Sin embargo, mi tranquilidad no ha durado demasiado ya que los sitios web de descarga ilegal se reproducen como las cucarachas y ya hay varias páginas nuevas que ofrecen la descarga ilegal de mi novela. La pregunta es: ¿qué hacer al respecto? ¿Seguir luchando cual David frente a Goliat? ¿Pasar del tema y confiar en la buena voluntad de los lectores?

Es cierto que un auautora escribiendotor novel lo que verdaderamente desea es que el público lea su libro, no tanto ganar dinero con las ventas. En este sentido, la piratería es una actividad que incluso puede beneficiar al escritor independiente porque le proporciona publicidad gratuita y difusión. De hecho, yo misma he ofrecido mi libro gratis durante algunos días en la web de Amazon precisamente con el objetivo de atraer a los lectores. Pero por otra parte, escribir un libro es una tarea que exige mucho tiempo y dedicación (en mi caso más de un año), y cobrar una pequeña cantidad económica, aunque sea un euro y pico, es una forma de dignificar tu trabajo.

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