Desde que nació mi hijo, que ahora tiene dos años, mi tiempo libre se limita a una hora escasa al final del día, cuando mi marido y yo lo acomodamos bajo las sábanas mientras su preciosa cara y su respiración pausada proyectan la imagen antagónica de lo que horas antes ha consistido nuestro ajetreado día. Así que, después de ir al trabajo, jugar a la Patrulla Canina, ir al parque si hace buen tiempo, ver unos cuantos capítulos de Peppa Pig, darle la merienda y la cena e intentar evitar una guerra civil a la hora del baño, mi cuerpo exhausto dispone de media hora —tal vez una, si decido robarle horas al sueño—para ponerse a leer o a escribir un ratito. A veces paso de todo y me meto en la cama porque estoy tan reventada que no creo posible que mi mente pueda digerir una sola línea de lectura. Pero otras veces, me tumbo en la cama con mi Kindle Paperwhite y leo hasta que considero que ya es hora de apagar la luz. Otras noches me siento frente al ordenador y escribo. La maternidad está siendo para mí la experiencia más emocionante jamás vivida, recomendable para todo el que quiera saber lo que es amar a alguien de verdad, con todas tus fuerzas. Pero ser madre no debe suponer necesariamente que tenga que renunciar por completo a ciertas aficiones y proyectos personales. Eso sí, mientras mi hijo sea pequeño, él es lo primero, así que la lectura y la escritura deben limitarse al escaso tiempo libre de que dispongo y a la resistencia que mi cuerpo y mi mente puedan afrontar.
Todo este preámbulo sobre la difícil tarea de conciliar la vida maternal con todo lo demás puede no tener mucho que ver con lo que voy a explicar a continuación, pero en realidad, para mí y quizás para otras personas que se encuentran en una situación similar, sí tiene bastante sentido.
Cuando uno dispone de poco tiempo para desarrollar una actividad tan deliciosa como leer una novela o escribir una historia que te da vueltas en la cabeza, lo único que de verdad importa es disfrutar del simple placer de hacerlo. Últimamente leo a menudo a muchos blogueros y escritores que hablan sobre retos de lectura y/o escritura. Que conste que me parece maravilloso que la gente se auto-motive para leer y escribir del modo que a cada uno le parezca oportuno, pero creo que esos retos sobre cantidades de libros a leer en un año o sobre cantidades de palabras a escribir en un tiempo determinado no van conmigo. En primer lugar, por todo lo expuesto al principio de este artículo. Tengo tan poco tiempo libre que si tuviera que imponerme a mí misma una cantidad determinada de libros a leer en este año, me agobiaría tanto que al final no podría disfrutar de la lectura. Por otro lado, creo además que soy una lectora lenta. No me gusta quedarme solo con la historia. Me encanta recrearme con las palabras elegidas por el autor o autora; detenerme en las descripciones, aunque estas no aporten datos fundamentales a la trama; indagar en las reflexiones de los personajes e incluso cotejar la veracidad de las informaciones cuando se trata de libros basados en hechos reales. Leer de esta forma tan minuciosa lleva tiempo. Y es así como a mí me gusta leer porque es de esta forma como mejor aprendo de los grandes autores.
Con la escritura sucede algo parecido. No me veo capacitada para participar en retos sobre un número de palabras escritas en un periodo determinado. No tengo tiempo material para hacerlo pero, además, me considero una escritora lenta del mismo modo en que soy también una lectora pausada. En cierto modo, me resultan un tanto extraños esos retos sobre medición de palabras. No me imagino, por ejemplo, a Miguel de Cervantes contando palabras y pensando para sí mismo: “Voy a dejarlo ya, que llevo ochocientas mil palabras y como siga así esto va a ser más largo que la Biblia”. Sí, ya sé que ahora tenemos procesadores de texto que cuentan las palabras por nosotros, que no es lo mismo que contarlas una a una sobre un manuscrito lleno de tachaduras. Pero aunque Microsoft haga ese trabajo sucio por mí, no le termino de ver el punto a contar el número de palabras escritas. La literatura es un arte, y por tanto creo que es incuantificable. Se puede saber cuántas páginas tiene un libro y cuántas obras ha escrito un autor, pero en el arte la cantidad no es tan importante como otros aspectos mucho más subjetivos. Algunos grandes autores han sido tremendamente prolíficos (Lope de Vega, por ejemplo, escribió varios centenares de comedias, tres novelas, tres mil sonetos y otras cuantas obras más). Pero otros han pasado igualmente a la historia de la literatura escribiendo una sola obra (es el caso de Emily Brontë, que exceptuando un libro de poemas escrito a medias con sus hermanas, solo publicó su gran novela Cumbres borrascosas).
Lo que sí es cierto, y en esto no tengo ninguna duda, es que para escribir mejor es importante leer mucho y escribir mucho, incluso si después no haces nada con todos esos textos escritos (tal vez te entre la furia autodestructiva y solo quieras enviarlos a la papelera de reciclaje). Pero forzarse a leer o a escribir en base a un simple reto creo que, al menos en mi caso, podría llegar a ser contraproducente. De todos modos, que este artículo no sirva para desanimar a nadie con sus retos, sino a compartir diferentes visiones sobre la afición que nos une.
Lo primero de todo, felicidades por esa maternidad feliz (aunque agotadora, jeje). En cuanto a los retos, me pasa algo parecido a ti. Considero que la escritura requiere, sobre todo, constancia, así que es importante escribir cada día algo, ya sean diez palabras o cinco mil, pero no le veo sentido a lo de imponerse una cantidad mínima. Sé que hay gente que lo hace y que le resulta positivo. Supongo que es una manera de obligarse a ser constante, algo que, cuando depende sólo de la voluntad, puede resultar complicado de conseguir.
Un abrazo.
¡Gracias, Benjamín! Sí, la maternidad tiene esa dualidad de felicidad extrema y agotamiento también extremo, pero sin duda merece muchísimo la pena.
Como comento en el post, está bien que cada uno se motive para escribir con lo que mejor le funcione. Quizás a mí, en otro momento de mi vida, también me motiven los retos, pero ahora mismo sé que no podría llevarlos a cabo.
Un abrazo,
Mayte
Te doy toda la razón: no se han de marcar límites cuando de crear se trata. El único límite debe ser la propia satisfacción del autor con su creación. Límite que a veces creo que no está muy visible para decir «hasta aquí llego!».
Sí, en mi caso, más que la satisfacción, el límite es el simple placer de ponerme a escribir. Si me siento obligada a hacerlo, ese disfrute pierde todo su sentido.
¡Muchas gracias por tu comentario! 🙂
Hola, Mayte! Como siempre genial tu artículo. Me siento muy identificado contigo en lo de criar a un hijo al tiempo que mantienes una pasión por algo. En mi caso, ya no es solo la literatura, sino mi nueva profesión que me absorbe y me roba tiempo de estar con el pequeño.
A la espera de un siguiente artículo tuyo.
Hasta otra!
Miguel Baumann, no sé si decirte que te quiero o seguir jugando a blogueros que no se conocen, jaja… Sobreviviremos a la crianza de nuestro precioso hijo y, con un poco de paciencia y constancia, también saldremos adelante en todo lo demás.
Besos,
Mae
Querida Mayte estoy totalmente de acuerdo contigo en cuanto a lo maravilloso y absorbente que es la maternidad, una experiencia única que no puedes descubrir hasta que realmente la disfrutas (con todos sin pequeños inconvenientes, jeje). Solo decirte que con el tiempo y el crecimiento vas consiguiendo más de esos pequeños momentos para ti y tu disfrute. Así que paciencia, que dentro de pocos años (uno o dos, jeje) el tiempo se ampliará, no mucho, pero algo es algo.
Un besazo
Hola, compañera
Muchas gracias por tu comentario. Creeré en lo que dices. Solo hay que ver la cantidad de libros que lees a pesar de tener también a un niño un poco mayor que el mío.
Un beso 🙂
100/100% identificada con tu artículo y conste que no es por el cariño que me une a tí (vosotros, mejor) Me falta el don de escribir y con tu artículo ha sido como si mis pensamientos tomaran forma en un «papel» . Felicidades, sigue, sigue… la etapa en la que ahora estáis pasa sin casi darte cuenta, disfrutarla. Besos
Muchas gracias 🙂
Sí, todo el mundo me dice que disfrute ahora que es pequeño, y es lo que hago. Solo que también me apetece escribir y leer, y es muy complicado compaginarlo todo.
Un beso fuerte.
Me parece genial tu alegato. Cada uno debe congeniar su pasión con su vida como pueda y disfrutarla a su ritmo.
Yo escribo cuando me inspiro y leo cuando me apetece. Y me siento a gusto con el baile que llevo ahora con la lectura y la escritura. Antes leía más novela y ensayo. Ahora estoy más poético. Hay etapas para todo en la vida.
Disfruta de esta etapa maravillosa todo lo que puedas. Y ánimo con el cansancio.
Muchas gracias 🙂
Sí, ya he visto en tu blog que escribes poesía. Yo ahora me siento más cómoda escribiendo prosa, pero me gusta leer los textos poéticos de otros compañeros blogueros.
Entiendo perfectamente todo lo que cuentas porque comparto el hecho de que mi tiempo a causa de la maternidad tambien se ha reducido mucho. Sin embargo, al igual que tú, los pocos ratitos que encuentro para leer y escribir, se saborean distinto y siguen aportando muchisimo a mi vida. Yo tampoco soy de ponerme cifras, elegir lento los libros me gusta, al igual que las palabras sin que por ello tenga que sucumbir a un esquema determinado o a un numero de entradas determinadas a la semana.
Un abrazo, encantada de leerte.
Hola, Mukali
Muchas gracias por compartir también tu experiencia de madre lectora y escritora. Es verdad que cuando tienes hijos, los pocos momentos que dedicas a leer y a escribir tienen un sabor especial.
Un abrazo,
Mayte
Muchas felicidades para esa mamá a tiempo completo. Me agrada como escribes, No se de lentitud o prisa pero aprecio como lo haces y por eso sigo tu blog.
Muchísimas gracias. Me agrada saber que te gusta lo que escribo, sobre todo viniendo de alguien como tú, que también escribes y lo haces muy bien.
Cualquier cosa forzada, jamás puede salir bien. Hay que disfrutar de lo que uno lee o escribe, sin duda alguna. Yo no me pongo retos ni de lectura ni de palabras que puedo escribir al día, lo hago cuando simplemente me apetece. Yo también soy madre de dos fieras y la lectura y escritura son un placer, nunca una obligación. Muaaaks
Muchas gracias por compartir tu opinión. La lectura y la escritura son, sin duda, un placer, pero cuando dispones de poco tiempo libre, mucho más. Un abrazo,
Mayte
Hola Mayte, lo primero gracias por seguirme porque gracias a eso te he conocido.
Yo tengo tres fieras que me generan aún más satisfacciones que trabajo, y sí que hago retos, también me presento a concursos. Me parece divertido y me ayuda a ser constante. Y si a alguno no llego, no lo hago y no pasa nada. Eso sí, me gustan más los que no tienen límite de palabras.
Es difícil compaginar la maternidad con aficiones como las nuestras, porque cuando tienes un rato estás tan cansada que no puedes ni pensar, pero por lo que he leído en tu blog, sacas tiempo y lo aprovechas muy bien.,
Luna
Muchas gracias por leerme y por dejar aquí tu experiencia de madre lectora y escritora. Es admirable que con tres niños saques tiempo para escribir relatos tan buenos como los que he leído en tu blog. Un abrazo y seguimos leyéndonos