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Estoy terminando de leer un libro explosivo, El emperador de los helados, de Jorge Morcillo. Ya os hablaré de este libro en unos días. La cuestión es que, mientras yo leía los relatos de Jorge, él leía mi novela sin yo saberlo. El mundo de la literatura provoca a veces sensaciones muy intensas y una de ellas es la que surge cuando se produce un intercambio literario puro, sincero y natural. Porque no se trata de un simple quid pro quo, si es que alguien piensa que puede ser eso. Este año he leído dos libros de Jorge Morcillo, lo cual es algo poco habitual en mis dinámicas lectoras (casi nunca leo dos obras tan seguidas de un mismo autor). Pero me apetecía hacerlo, me apetecía bucear en la prosa transgresora y antisistema de este autor tan particular.

Jorge Morcillo ha sido muy generoso y ha escrito una reseña sobre mi novela en su blog Las Ruinas del Cálamo, un texto que creo que merece la pena leer por lo bien escrito que está, las citas a otros autores que intercala en la propia reseña, las menciones a ideas y conceptos de la novela que sugieren una lectura profunda, una lectura entre líneas (que es justo lo que yo pretendía al escribir este libro). Si desean leer la reseña, pueden hacerlo en este enlace.