Era el día de su boda, pero no estaba segura de querer casarse. El matrimonio le generaba incertidumbre y tampoco le hacía especial ilusión celebrar aquella fiesta. Ni siquiera le gustaba el vestido de novia que llevaba puesto. Cuando hizo su aparición en el amplio espacio del templo, decenas de miradas se posaron en ella. Empezó a ponerse muy nerviosa, y su inquietud aumentó cuando vio al hombre que se convertiría en su futuro marido. Allí estaba de pie, esperándola. Parecía mucho más gordo y feo de lo que recordaba. Le habría gustado mucho que Maya la hubiese acompañado ese día, pero su madre había roto su muñeca esa misma mañana. «Se han acabado los juegos de niños», le había dicho. Y ella, temerosa, se había preguntado si sabría cómo jugar a los juegos de adultos.
Muy bueno Mayte. El paso de niña a esposa en esas sociedades que lo permiten. Hasta el último párrafo se mantiene la historia antes del vuelco final. Me ha gustado mucho como te pones en la mente de la niña temerosa. Un abrazo.
Muchas gracias, Carlos. Es un tema muy duro, una explotación de menores consentida por sus propios padres. Un abrazo
Esos matrimonios concertados que terminan con la inocencia de la infancia demasiado rápido. ¡¿Veremos el fin de esas… «prácticas» algún día?!
Saluditos Mayte! 😉
Ojalá lo veamos… Los niños tienen derecho a ser niños. Un abrazo, Little cat
Como siempre, no dices pero lo dices todo. Metiendo el dedo en la llaga. Muy bueno, Mayte. Un besote.
Muchas gracias, Luna. Un beso fuerte
El giro final…¡tela! Lo que puede cambiar una historia en dos líneas…imaginate una vida en dos frases.
¡Muy bueno Mayte!
Nos leemos!
Muchas gracias, Shan. La vida de una niña echada a perder en dos frases… Un abrazo!!
Juegos de adultos que necesitan niños, ascazo. Enhorabuena, Mayte.
Y con el consentimiento de los padres… Muchas gracias, Sadire
Que buena historia Mayte! Terrible ese urdir las vidas de otros sin dejarlos que ellos mismos elijan… y hacerlos crecer antes de tiempo, q esa es otra…
me encanta como dices todo con tan poco.
Un abrazo!
Muchas gracias, Mukali. Los niños tratados como mercancía… Un abrazo
Con mano suave revestida de organdí nos introduces en una historia feroz. Muy bueno. Un beso.
Muchas gracias, Carlos!! Siempre encantada de leer tu opinión. Un abrazo
Sigo creyendo que de erectus no pasamos, nos falta tanto para ser homo sapiens…
Sí, algunos se quedaron en el Australophitecus. Un abrazo, Daxiel
Mayte, ya sé que me repito como un bocadillo de sardinas con morcilla, pero es que lo terrible de la situación entra en sinergia con lo bueno de la literatura para hacerlo aún más emocionante.
Dura situación muy bien narrada.
Muchas gracias, Francisco. No sabes cuánto me motivas cuando me dices esas cosas… Abrazos!!
¡Qué tremendo tema en tu relato, Mayte! Encontrarlo más gordo y feo fue la certeza de la ausencia del amor. Y luego, ese final brutal y despiadado me dio el golpe definitivo. ¡Excelente relato, Mayte!
¡Un gran abrazo!
Muchas gracias, Sari!! Siempre es un placer leer tus comentarios. Un abrazo
Tema duro pincelado por ti de forma extraordinaria.
¡Me ha encantado!
Muchísimas gracias, Úrsula!!
Terrible. A veces cuando veo a niñas de 14 o 15 años que ya son madres, siempre me digo que de los bebes de plástico han pasado a los de alma y cuerpo. Abrazos y bella micro y dolorosa. Abrazos y rosas.
Muchas gracias por pasarte y dejarme tu comentario, Rubén. Los niños deberían poder disfrutar de la infancia todo lo posible. Un abrazo
No soy fanática de matrimonio, y después de ver tantos divorcios, niños sin padre y demás cosas absurdas actuales, creo siento aún más miedo pero aún creo guardo algo de esperanza en mí de que algún día, mi futuro esposo me haga perder el miedo… Buen escrito!
Muchas gracias por pasarte y dejar tu opinión. El matrimonio, en todo caso, debe ser siempre cosa de adultos. Un saludo!!
❤ tendré alma de niña el resto de mis días. Un abrazo!
me encanta tu articulo me gustaría que me dieras tu opinión soy una escritora muy joven y me gusta como escribes.
Muchas gracias, Silvia. En cuanto pueda me paso por tu blog. Un saludo.