La soledad

desordenLa primera vez que lo vio, se encontraba explorando su colección de reproductores de vídeo antiguos. Antonio y ella habían comprado uno poco tiempo después de que salieran al mercado los primeros VHS. ¡Cuánto les gustaba tumbarse en el sofá los sábados por la noche a ver películas alquiladas en el vídeo club del barrio! El animal se escondió cuando ella se acercó furibunda con una escoba en la mano; no podía consentir que ensuciara esos aparatos.  Minutos después, observó su curioso hocico asomarse por debajo de su colección de peluches. Su hija adoraba los animales de peluche cuando era pequeña. Tenía muchísimos, casi tantos como ella ahora. El mamífero desapareció nuevamente cuando ella le atacó con su arma improvisada, pero enseguida distinguió su larga cola y su pelo negro y basto merodeando por su muestrario de latas de cerveza. Un estruendo se sintió cuando ella saltó con la escoba tratando de atinar sobre el cuerpo escurridizo del maldito roedor. El suelo se vino abajo, y sobre ella cayeron sus reproductores de vídeo, sus animales de peluche, sus latas de cerveza, sus televisores, sus periódicos, sus bombonas vacías de butano…

27 comentarios en “La soledad

  1. Otra enfermedad, socialmente a menudo no tenida en cuenta, que relega al enfermo a la soledad y al abandono.
    Muy bueno, Mayte, como siempre concentras y transmites una barbaridad.
    Un beso y buen día 🙂

  2. Al menos de esta me libro por los pelos Mayte, una semana entera poniendo orden el el sótano dió fruto a tiempo y se fueron todos esos chismes al punto limpio. Acaparar trastos inútiles es una práctica muy común. Lo que ignoro es si se puede evitar. Un besazo.

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