Un mal nombre es la segunda parte de la tetralogía «Dos amigas», de la escritora italiana Elena Ferrante. Si no has leído todavía la primera parte, te recomiendo que lo hagas. Puedes leer la reseña que hice de La amiga estupenda, que es el primer libro de la saga, si deseas algo de motivación para hacerlo. Te recomiendo también que no leas esta reseña de la segunda parte si no has leído antes el primer libro porque, aunque no voy a hacer spoilers, es preferible leer las reseñas y los libros en su orden natural.
Si te gusta la literatura realista e intimista, este es un libro (y una saga) que no puedes dejar de leer. Después de haber conocido con exquisita minuciosidad la infancia y adolescencia de Lenù y Lila, asistimos ahora en esta segunda parte a su primera juventud. En esta segunda novela destaca sobre todo la maestría de la autora en su forma de dibujar las personalidades de todos los personajes, especialmente las de las dos protagonistas. Lila, que en la primera parte daba la imagen de una muchacha fuerte que rozaba la perfección en casi todos los aspectos, presenta en este segundo libro más altibajos, más puntos débiles que la hacen más humana. Las rivalidades y celos entre las dos amigas se hacen también más patentes. Es un libro en el que casi todos los personajes muestran ahora varias caras, se hacen cada vez más complejos, porque los que en el anterior libro eran sólo unos niños, se convierten ahora en jóvenes con más responsabilidades y más sufrimientos a sus espaldas.
Si ya se apreciaba en la primera novela, en esta segunda parte el tema del machismo se convierte en una evidencia. La siguiente reflexión de Lenù sobre este asunto pone de manifiesto que el machismo y la violencia eran problemas sistémicos y en gran medida aceptados en esa época y en ese entorno social:
«Nos habíamos criado pensando que un desconocido no debía rozarnos siquiera, pero que nuestro padre, nuestro novio y nuestro marido podían darnos bofetadas cuando quisieran, por amor, para educarnos, para reeducarnos».
Una de las partes que más me ha gustado de este segundo libro es un largo fragmento en el que varios de los personajes pasan un verano en una zona de la costa italiana llamada Ischia. En esta parte del libro tienen lugar algunos de los acontecimientos más emocionantes de la novela, pero además, se trata de un fragmento con ciertas pinceladas de novela juvenil que me ha parecido magistral.
No voy a desvelar nada del argumento, pero de esta novela me resulta inquietante la forma en la que el destino va manejando a su antojo las vidas de las dos protagonistas, y lo que para alguna de ellas parecía un éxito en un momento dado, después se convierte en un castigo o viceversa.
Sin duda, una novela inolvidable que te obliga, inexorablemente, a leer la siguiente parte para poder saber qué sucede con la vida de las dos amigas.