La cita

ParejaDespués de tantos meses de sonrisas y coqueteos velados en la oficina, por fin se atrevió a pedirle una cita a su compañera de trabajo. Cenaron en un restaurante italiano, ni vulgar ni especialmente romántico. Comieron poco y bebieron mucho. Tomaron un taxi casi inmediatamente después de la cena y se dirigieron al piso de ella poniendo como excusa la idea de beber una copa en casa tranquilamente. Él sabía de su existencia porque ella se lo había contado, pero en ese momento no se encontraba en el apartamento. Se deseaban desde hacía mucho tiempo y tardaron muy poco en buscar anhelantes los espacios reservados de sus cuerpos. De repente, la mirada de él se desvió por un momento hacia una esquina de la habitación y se topó con aquel objeto. Era un triciclo, una de esas pequeñas bicicletas para niños que todavía no son lo suficientemente grandes como para montar en una bici de verdad. Y entonces, alejando sus manos inesperadamente frías de aquel cuerpo cálido, susurró: «Lo siento mucho, pero no puedo. De verdad que lo siento».

28 comentarios en “La cita

  1. En efecto, el pánico al compromiso en una de sus múltiples variedades.
    Así las cosas, al menos el hombre fue sincero desde el primer momento. Algo es algo. Pero creo que tiene un problema de fondo, que debería hacérselo mirar.
    Un abrazo Mayte

    1. La gente que no quiere complicaciones ve a los hijos como cargas… A mí esa me parece una palabra desacertada. Tal vez la felicidad se esconda detrás de eso que les parece un problema. Un besote, Lidia!!

  2. Bueno, el hombre ya lo sabía, así que ¡se lo podía haber pensado antes y no dejarla a medias!
    Desde luego que para iniciar una relación con alguien que tiene hijos tienes que tenerlo claro, no es como «tiene un gato y no me gustan mucho, pero bueno…». Y además tienes que ganarte también a la criatura. O es así desde mi punto de vista.
    Muy buen micro, Mayte, como siempre 🙂
    Un besote

    1. Está claro que hay que pensarlo bien. Pero si tienes alrededor de 40 y quieres una pareja más o menos de tu edad, tienes que asumir que esa persona viene con una larga vida detrás, que no puede ser como con tu primer/a novio/a. Otros matrimonios, hijos… Esas cosas. Un beso y gracias, como siempre, por tu comentario.

  3. Por suerte no siempre es así: mi actual pareja asumió una buena ristra de triciclos y bicicletas sin ningún problema. Creo que muchas veces somos las propias mujeres las que, pensando en el bienestar de nuestros hijos, somos reacias a «formalizar» las relaciones… Me ha gustado mucho tu relato Mayte. Un abrazo.

    1. Claro, las cosas no siempre son así. Por suerte hay hombres y mujeres que saben lo que quieren y que no temen empezar relaciones donde hay hijos de parejas anteriores. Me alegro de que tu caso haya sido así. Un abrazo!!

  4. Un excelente relato con un tema muy real. Si ya lo sabía y para él constituía un problema , no debió dejarse llevar. ¡Que demoledor para ella!
    ¡Gracias Mayte por tus micros, que no sólo entretienen, sino que nos dejan pensando más de lo habitual!
    ¡Un gran abrazo de nuevo año cargado de buenos deseos!

    1. Muchas gracias, Sari. Supongo que la visión de ese triciclo le hizo reaccionar, pero estoy de acuerdo en que si no eres lo suficientemente maduro para tener una relación con alguien que tiene hijos, es mejor que ni lo intentes… Un abrazo!!

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