
En menos de un año he leído dos de las novelas más valoradas del escritor chileno Roberto Bolaño: Los detectives salvajes y 2666. Los motivos por los que me aventuré a leer a este autor son varios: por supuesto, el éxito que lo precede tanto de crítica como de público (quizás más de crítica que de público), su origen chileno (Chile está permanentemente en mi recuerdo desde que estuve viviendo allí) y también la adquisición por parte de la Biblioteca Nacional de unas cartas suyas, lo que me acercó un poco más a su figura.
Bolaño es un autor de culto, un escritor que se convirtió en un mito tras su muerte (puede que incluso ya fuera un mito antes de morir). Se ha escrito mucho sobre su obra, así que mi opinión aquí no aportará nada nuevo a lo ya dicho, salvo mi experiencia personal al leer estas dos novelas, que es lo que trataré de plasmar en esta entrada.
Para quien no haya leído estas dos novelas, voy a explicar brevemente de qué tratan, aunque esto no resulta nada fácil dada la complejidad de ambas obras. Los detectives salvajes, a grandes rasgos, cuenta la vida de unos cuantos poetas latinoamericanos que fundan un movimiento literario llamado real visceralismo. La primera parte del libro engaña; mientras la lees, piensas que estás ante un libro escrito en primera persona donde un personaje escribe en su diario con una prosa sencilla y coloquial. Todos tus esquemas se desmontan cuando acometes la segunda y extensísima segunda parte, que se desarrolla a través de los testimonios de decenas de personajes (en alguna parte he leído que son más de cincuenta). Cada uno de estos personajes habla en primera persona, cuenta cosas que a veces tienen relación directa con los personajes de la primera parte y otras veces no, cada uno se expresa con una forma de hablar distinta en función de su personalidad y de la jerga del país de donde proviene. En definitiva, un mosaico complejísimo a través del cual Bolaño teje una historia que tiene mucho de autobiográfica, aunque no es cien por cien real. En este mosaico se mezclan los personajes reales con los ficticios, a veces aparecen los nombres reales de las personas y otras veces Bolaño sustituye sus nombres por otros inventados (él mismo, en la novela, es Arturo Belano). La tercera parte, mucho más breve, es la continuación de la primera y es aquí donde el título del libro parece tener un sentido y la novela muta en una especie de historia «detectivesca» donde los personajes huyen y emprenden una búsqueda al mismo tiempo.
2666 es una novela formada por cinco partes que podrían ser cinco libros distintos, ya que cada uno tiene un argumento diferente y unos personajes principales distintos, aunque hay una serie de conexiones entre las cinco partes, siendo la más evidente la ciudad mexicana de Santa Teresa (trasunto de Ciudad Juárez). La historia arranca con cuatro críticos europeos especialistas en la obra de un autor alemán llamado Benno von Archimboldi del que casi nadie sabe nada y al que deciden ir a buscar a México, pues es allí donde se pierde la pista sobre su paradero. La última parte nos revela quién es Benno von Archimboldi, relatando en varios cientos de páginas una historia sobre su vida. Pero hasta llegar a ese punto, el lector tiene que pasar por otras tres partes en las que descubrimos la vida de un profesor universitario de origen chileno afincado en el norte de México, el devenir de un periodista estadounidense afroamericano que llega a la ciudad de Santa Teresa para cubrir un combate de boxeo, y por último la espeluznante historia sobre los múltiples asesinatos de mujeres que tienen lugar en la ciudad de Santa Teresa y sus alrededores. Es asombrosa la capacidad de Bolaño para manejar todo tipo de géneros literarios y mezclarlos entre sí de la forma en que él lo hace. Mientras lees 2666 a veces te encuentras ante una novela negra, otras veces tienes la sensación de estar leyendo la traducción al castellano de una novela escrita por un autor norteamericano tipo Franzen o Eugenides, otras veces es una una novela histórica ambientada en la II Guerra Mundial y en ocasiones incluso te sorprendes leyendo fragmentos ligeramente tocados por el realismo mágico.
Por todo lo dicho hasta ahora, cualquiera puede darse cuenta de que se trata de dos obras muy complejas, tanto por su extensión como por su estructura y por la cantidad de tramas y personajes. Son dos libros muy distintos entre sí, pero al mismo tiempo comparten algunas semejanzas, algunas señas de identidad: en ambas novelas, parte de la trama se basa en una búsqueda, la búsqueda de una escritora (Cesárea Tinajero en Los detectives salvajes) y de un escritor (Benno von Archimboldi en 2666). En ambos casos se trata de escritores cuya última pista sobre su paradero se pierde en el desierto de Sonora, al norte de México, un lugar por el que el autor debía de sentir una atracción especial (aunque según he leído en alguna parte, nunca conoció este lugar en persona).
Pese a estas semejanzas, mi sensación al leer estos dos libros ha sido muy distinta. Cuando leí Los detectives salvajes sentí una atracción muy potente hacia los personajes y hacia México. Quería estar allí, quería ser una más de ese grupo de jóvenes escritores de los que hablaba Bolaño, esos jóvenes poetas agrupados en torno a un movimiento literario llamado real visceralismo (este movimiento existió de verdad con el nombre de infrarrealismo y Bolaño fue uno de sus fundadores). Me habría encantado deambular con ellos por el D.F., hablar de literatura en bares y cafeterías e incluso entrar en esas reuniones extrañas en casa de las hermanas Font. En este punto he de confesar que, en mi vida real, me habría encantado formar parte de algún grupo literario, incluso aunque ese grupo hubiera sido tan marginal y underground como el real visceralismo (en la novela, e imagino que también en la vida real, los grandes poetas mexicanos de entonces desconocían la existencia de este movimiento y los pocos que lo conocían lo rechazaban). Quizás ya es tarde para eso, no tanto por mi edad sino por el tiempo en el que me ha tocado vivir, donde lo tecnológico sustituye inevitablemente al tacto, a la visión física de una persona que mira y que sonríe, o que llora o que se enfada… (acrecentado esto, aún más si cabe, por la pandemia que vivimos).
Por el contrario, la lectura de 2666 me ha generado, en algunos momentos, una angustia y un sufrimiento extremos, como pocas veces me había sucedido leyendo un libro. Como ya he comentado, en esta obra se trata el tema de los asesinatos de mujeres que durante décadas se han producido en el norte de México. Aunque todas las partes del libro mencionan de forma más o menos directa este tema, la parte cuarta, titulada «La parte de los crímenes», se centra exclusivamente en los asesinatos, convirtiéndose en una especie de novela negra o policíaca en la que los policías son cualquier cosa menos héroes. La sucesión de mujeres muertas, halladas la mayoría con signos de haber sido violadas y torturadas, muchas de ellas niñas y adolescentes, sobrecoge de una manera espeluznante, sobre todo teniendo en cuenta que lo que se cuenta está basado en hechos que han sucedido verdaderamente. Por si fuera poco, esa sensación de angustia se ve incrementada al plasmar Bolaño entre sus páginas la desidia e incompetencia de la policía, la impunidad con que se cometen los crímenes, la brutalidad de las cárceles, la pobreza en la que viven la mayoría de las mujeres asesinadas (casi todas de clase social baja y trabajadoras de las llamadas maquiladoras). Me costó mucho terminar esta parte. A veces solo podía leer tres o cuatro páginas seguidas, por lo que tuve que compaginar la lectura con otros dos libros. Así que, curiosamente, si en Los detectives salvajes habría dado cualquier cosa por trasladarme a las páginas mexicanas de la novela, en 2666 me sucedió exactamente lo contrario. A pesar de todo, ha merecido la pena leer este libro, ya lo creo que sí. ¿No son acaso los mejores libros aquellos que te revuelven por dentro, aquellos que realmente te dejan pensando mucho tiempo después de haberlos terminado?
Volveré a leer a Bolaño, no tengo la menor duda. Mi próxima lectura de este autor será Estrella distante, protagonizada de nuevo por Arturo Belano, el alter ego de Bolaño, y que fue la novela que lo lanzó a la fama al ser publicada por el editor Jorge Herralde en Anagrama.
Aunque a mí estos dos libros me han marcado profundamente desde el punto de vista literario (y hasta personal, si tenemos en cuenta lo que he contado sobre 2666), puedo entender perfectamente que haya gente a la que no le gusten. Pero lo que sí considero que debe aceptarse por unanimidad, es que dos obras de esta envergadura y complejidad no pueden ser escritas por un autor normal y corriente, ni siquiera por uno medianamente bueno. Hay que ser un auténtico genio para producir dos criaturas tan bellas y al mismo tiempo tan monstruosas.
© Mayte Blasco
Muy instructivo y sincero tu comentario. Yo no he leído esos libros, aunque sé que son buenos, por una razón muy material: para mí la lectura tiene que ser cómoda y placentera, y eso requiere que la letra no sea demasiado pequeña, que el libro no pese mucho, etc. Esto último no lo cumplen las novelas de Bolaño, físicamente muy pesadas por su extensión, así que, sintiéndolo mucho, se quedan sin leer. No están solas.
Querido Paco, usa ese lector de libros electrónicos que me dijiste que te regalaron y que no has usado. Comodísimo. Da igual que el libro tenga 3.000 páginas, siempre pesa lo mismo… Además, puedes cambiar el tamaño de letra y agrandarlo hasta el infinito. Creo que Bolaño te está esperando. Un abrazo.
Leí el año pasado, precisamente en mi primer viaje a Chile, Los Detectives Salvajes. Reconozco que pasé por varias fases durante la lectura y que la primera parte se me hizo más complicada. Pero, desde luego, Bolaño es un autor que no deja indiferente. Interesante post, ¡un saludo!
En los libros tan largos y complejos es normal pasar por diferentes fases. Gracias por dejarme tu comentario, Javier. Un saludo
Interesante tus reseñas. No he leído estas dos novelas, pero apetece cogerlas, aunque hay que tomarlas con buenas ganas, por lo duras que parece son. Muchas gracias Mayte.
Besicos muchos.
Muchas gracias por leer mis impresiones sobre estas fabulosas novelas. Merece la pena leerlas. Un fuerte abrazo
No he leído a Bolaño. No me preocupa que sean largos, sino que yo sea capaz de terminarlas, últimamente leo cosas más ligeras (secuelas del confinamiento), no solo en número de páginas sino también en contenido. Pero he de retomar mi apetito lector, así que tomo nota y más aún viniendo de tí las reseñas, aunque precisamente por ellas (las reseñas) me inclino a comenzar por «Los detectives salvajes», pues no tengo el ánimo para exceso de angustias o sufrimientos.
Un abrazo Mayte y gracias por tan excepcionales reseñas.
Gracias a ti por seguir pasando por mi blog. A mi me ha pasado lo contrario. En los últimos meses he leído unos libros buenísimos pero llenos de horror y de violencia. ¿Masoquismo? No lo sé…
Espero que tanto tú como tu familia estéis bien. Un abrazo, Carlos.
Muchas gracias por el post y las reseñas, Mayte. Había leído acerca de 2666, menos acerca de Los detectives salvajes. He sentido mucha curiosidad por acercarme a ellas. Un fuerte abrazo.
Ya me contarás qué te parecen si te animas a leer alguna de estas novelas. Un abrazo, Jorge
Son dos reseñas magníficas Mayte, sólo cabría añadir que para enfrentarse al monstruo, aunque sea literario, uno debe llegar debidamente armado. Un abrazo.
Habrá que entrenar para 2666.
Muchas gracias, Carlos. Has hecho una excelente metáfora
Hola Mayte!. He conocido tu blog mientras trataba de documentarme sobre 2666 que he empezado a leer hace unos días. Sólo 140 páginas. Ya veo lo que me espera… pero voy a seguir. Hace algunos años dediqué un verano a Cormac McCarthy y, pese a todo, fue un buen verano literario. Bolaño es una asignatura pendiente. Os iré contando. Desde Galicia, saludos y gracias.
Hola, Santiago. Espero haberte servido de ayuda, aunque la opinión que doy aquí es bastante personal. A mí Bolaño me fascina. No es fácil leer sus libros, pero creo que merecen mucho la pena. Un saludo y gracias a ti por pasar por mi blog.
Bolaño fue un gigante…2666 aún no lo he leído, ni comprado tristemente… Los detectives sí, y es una obra magna hermosísima… la adoro. Estrella distante te encantará también, es más cruda que los detectives pero tiene un encanto parecido. Weider es un personaje fabuloso. Y si quieres volver a los detectives salvajes pero en pequeño te recomiendo mucho Amuleto… sale Auxilio Lacourtre que es un personaje maravillosísimo de los detectives si te acuerdas. La que se queda encerrada en el baño de la universidad del DF. Pues en Amuleto es SU HISTORIA completa. Preciosa novela corta.
Muy bonita entrada, Mayte, siempre es bueno hablar de Bolaño y su obra… ¿Has visto el documental que corre por youtube suyo? Es muy bonito… emociona mucho después de haberle leído algunas obras… te lo recomiendo también… Claro que a mi ha enamorado y ya se me nubló el juicio y todo me gusta, jajaja.
Un abrazo!
Me encanta encontrar a gente tan enamorada de Bolaño como yo. Buscaré ese documental. No he leído Amuleto, pero sabía que era una especie de spin-off basado en el personaje de Auxilio Lacouture. ¡Un abrazo!
Pingback: Los detectives salvajes — Roberto Bolaño – Rafalé Guadalmedina
Una vez debutado con Bolaño, me paso por aquí para compartir impresiones. A falta de bares y movimientos supra, infrarrealistas o postrealistas, creo que estos espacios cibernéticos no están del todo mal, aunque adolecen de la épica y la diversión que les presuponen. En cierta ocasión fui asiduo a algún taller o club de escritura y he de confesar que los ambientes dan para escribir largo y tendido. De hecho, ese fue el motivo por el cual me acerqué a LDS.
Cuando leía LDS, me preguntaba como tú si tan compleja era en realidad la construcción de la obra. Una vez definida la estructura, algo nada trivial, me daba la sensación de que la novela era en realidad una serie de relatos dispersados con cierta habilidad. Como si Bolaño hubiera decidido escribir la historia de un sinfín de personajes que viven alrededor de Belano y Lima y que los troceara con cierta gracia. Estoy de acuerdo que hay un esfuerzo considerable por dotar de una personalidad diferenciada a cada uno de ellos.
El caso es que, en mi opinión, lo que acaba dando una verosimilitud y un cierto sentido a toda esa marañas de piezas que componen la estampa de una noche rasa, es que Bolaño deforma elementos biográficos suyos o cercanos y eso es algo que todos tenemos al alcance de la mano.
Un placer compartir impresiones, compañera. Un fuerte abrazo, adelante!
Sí, ese punto de autoficción hace muy atractivo este libro. Ahora que no nos oye nadie, te diré que una vez conocí a uno de los personajes reales que salen en la novela con otro nombre y hablé un poco con él. En ese momento no había leído LDS, pero no sé si me habría atrevido a sacarle el tema de su personaje en el libro. Un abrazo, Rafalé
Vaya, qué cosas. Imagino que te referirás a Aurelio Baca o Iñaki Echavarne. Si es el segundo, mucho cuidado que según Bolaño te acepta un duelo al amanecer. También puede ser alguno de los personajes que surgen en la feria del libro de Madrid, Aurelio Baca, Pere Ordóñez, Julio Martínez Morales, Pablo del Valle, Marco Antonio Palacios, Hernando García León o Pelayo Barrendoái. Ahora me has dejado con la intriga. Hubiera sido genial preguntarle por su papel. O no.
Gracias por la confidencia. Un abrazo, compañera. Adelante!
Jejeje… Pues no es ninguno de esos. Si algún día nos vemos en persona, te prometo que te lo cuento.
Me había recomendado pasarme por aquí y ha sido todo un acierto 🙂
Bolaño es un escritor complicado, pero si te entra a la primera es imposible no tenerle cariño. A mi siempre me ha parecido que escribía para sí mismo, no le importaba mucho si el lector lograba seguirle o no, por eso a veces resulta tan inabarcable.
2666 es un libro duro de leer, incluso desagradable, pero es imposible despegarse de él una vez que entras en el juego. Me fascina esa capacidad que comentas de tener diez estilos literarios en el mismo libro.
Un saludo
A mí Bolaño me parece un genio. Todo lo que he leído de él me ha fascinado y quiero seguir leyéndole (murió joven pero afortunadamente fue un autor prolífico). Gracias por pasar por mi blog. Un saludo
Realmente es una reseña doble magnífica. te felicito. Aquí tienes al «culpable» 😀😀😀 de mandar gente para acá.
No he leído nada, nada de Bolaño. Qué vergüenza (casi), si es que no fuera un desvergonzado. A mí me parece, por todo lo que he visto, leído y captado que es ya un personaje legendario, así como «Los detectives salvajes».
Quizá me leería un día este libro, estoy empezando a cavilar sobre ello. Aunque si es realmente tan complejo…
Hay una cosa que me llama bastante la atención (y sería la primera pregunta que te haría). María, que es la otra persona a quien le hablé de tu blog (lo leíste), ponía el otro día en su entrada («El saco de mis pensamientos») un fragmento del «Rayuela» de Cortázar y conversábamos esos días un poco de literatura y de estas dos obras tan complejas pero por motivos bien diferentes, parece. María decía que esta obra de Bolaño le está costando horrores, seguirla y entenderla. Así que te pregunto si a ti no te costó leerla, si pudiste seguir el hilo y entenderla globalmente (o quizá simplemente leíste sin analizar demasiado, dejándote llevar). Pues hablas de estas dos obras leídas en menos de un año (eres como el monstruo de las galletas).
Buff, está todo el tema de los tropocientos mil personajes y detectives, todas esas identidades desdobladas, ficticias, etc.
Es curioso porque me tropecé con otra entrada, justamente dedicada a María, en el blog «Tot Barcelona». Pongo aquí el enlace pues quizá le sirva de ayuda o guía a alguien…
Uno a uno «Los detectives salvajes» de Roberto Bolaño…
https://totbarcelona.blogspot.com/2023/02/uno-uno-los-detectives-salvajes-de.html
También anoche me dio por mirar un rato y buscar información en internet sobre la novela. Encontré una página llamada GradeSaver, donde hay una guía muy completa con una sinopsis, un listado de todos los personajes, con explicaciones, etc. Tremendo. Se dice, por ejemplo:
«La Parte II, por lejos la más extensa, es una recopilación de 96 testimonios en boca de 51 narradores diferentes unidos solamente por el hecho de haber conocido en algún momento de su vida tanto a Arturo Belano como a Ulises Lima».
Después se especifica:
«Cada testimonio tiene, además, una historia que contar que, muchas veces, se desprende de la novela. De esta manera nos enteramos no sólo de la vida de los real visceralistas de primera mano, Arturo y Ulises, sino también de otros real visceralistas».
Y además se añade que existe un testimonio dividido en 13 partes, el de Amadeo Salvatierra.
Así que parece una obra muy coral, un mosaico de personajes e historias realmente complejo, donde es muy fácil perderse (o no seguir, u olvidar).
Y ahí va mi segunda pregunta: ¿tú crees que toda esta complejidad, este mosaico, esta tremenda cantidad de personajes, identidades e historias tiene un sentido, una lógica? ¿Y también un objetivo, el haberlo escrito así? ¿Cuál o cuáles, en ese caso? ¿Sorprender al lector, dinamitar sus esquemas mentales, como dices, lo que cabría esperar a priori? ¿Es por cuestiones puramente de creatividad literaria?
Vale, ya sé que son muchas preguntas en realidad, y seguramente nada fáciles de contestar, o con respuestas muy abiertas, que dependerán del lector. Puede haber muchas interpretaciones posibles, y respuestas que no pueden desarrollarse en cuatro líneas.
Por cierto otro bloguero decía que todo esto tenía sentido, en general, todos los detalles, que todo estaba pensado y que Bolaño «no daba puntada sin hilo».
Así que si quieres respira hondo 😀😀 e intenta contestar por encima a todo esto (claro, entiendo que sería largo y complejo, a su vez), pero tengo el presentimiento de que la gran respuesta es «sí, todo tenía y tiene un sentido».
Quizá me la compre y la lea. Hoy por hoy no, pero quién sabe en un futuro indeterminado.
Me alegra volver a hablar contigo («¿hablar? Si has soltado aquí un monólogo del copón, chato… «).
Un abrazo, Mayte.
Hola, What, cuánto tiempo!! Me pasé por el blog de Beauseant e intenté escribir un comentario para darte las gracias por recomendar mi blog, pero WordPress no me dejó publicar el comentario. No sé por qué…
«Los detectives salvajes» es largo y no es para nada la típica novela con su inicio, su nudo y su desenlace. Quien quiera leer eso, mejor que se olvide de Bolaño. Yo no sé si tenía un objetivo claro cuando lo escribió. Creo que es un libro de autoficción inspirado en su propia vida y en todo ese grupo de poetas que conoció en los años que vivió en México. A mí no me costó leerlo. Me pareció muy entretenido aunque a veces puedas perderte un poco con tantos personajes (por cierto, antes de leer el libro conocí y hablé brevemente con uno de esos personajes, que en la vida real tiene otro nombre, pero todo el mundo sabe quién es en la novela).
No sé si esto contesta un poco a tus preguntas. Si finalmente lees el libro (o algún otro de Bolaño) ya me contarás qué te parece. ¡Un abrazo!
Hola. La observación que hace Beau de que Bolaño parecía que escribía para sí mismo olvidándose aparentemente del lector cuadraría bastante con lo que señalas aquí, «autoficción». Parecen coincidir ambas impresiones. Esos objetivos apuntados… quizá un poco es una mezcla de todo lo que me he atrevido a aventurar, aunque dices no tener muy claro ese punto.
No acabas de aclarar si le ves un sentido o lógica global a la obra o a ese argumento… o sí, pues dices que no esperemos una novela convencional.
En cuanto a que no pudiste comentar en el blog de Beau… je, je, durante meses tuve exactamente ese problema en su blog, hasta que descubrí la razón (y se la dejé escrita, por si servía). A mí me obligaba a hacer «log in» cada vez, identificarme rellenando un pequeño formulario. Qué palo. Acabé descubriendo, al indagar en teóricas posibles causas, que tenía desactivada en la configuración de mi navegador Chrome la opción «permitir las cookies de terceros», que es lo que hace que puedas dejar comentarios en blogs de Blogger, por ejemplo, interactuar, que te reconozcan. Activé las cookies y el problema se solucionó ipso facto. Probablemente te pase lo mismo.
Pues nada, un placer hablar (¿»hablar»?) de nuevo.
Abrazos.