“Sueño con cielos que se derrumban y escarabajos revoloteando alrededor del sol”.
En los últimos meses he estado leyendo a algunos autores a los que seguramente no habría conocido de no haber sido por Twitter. Ya ven, en esta red social a menudo salpicada de sapos y culebras también es posible entablar relaciones literarias. Uno de estos autores es Jorge Morcillo, quien muy amablemente me envió un ejemplar de su novela De cielos y escarabajos al haber resultado ganadora de un concurso-sorteo que él mismo promocionó en su cuenta de Twitter. Los participantes debíamos responder a una sencilla (o tal vez compleja) pregunta: ¿qué significa para ti la literatura? Así que me dispuse a participar en este inocente concurso creyendo que el eventual premio sería una inocente novela.
Hace unos días terminé de leer el libro. Tal vez no exagero si digo que es la novela más incatalogable e inclasificable que haya leído en los últimos tiempos. El argumento es el siguiente: una poeta llamada Laura Maldonado escribe, desde su habitación en un pabellón psiquiátrico, una larga carta al director de un suplemento cultural en respuesta a la solicitud de éste para que escriba un homenaje conmemorando el aniversario de la muerte de su amigo el escritor Eusebio Gutiérrez Incordio (EGI). Sin embargo, lo que en teoría debería ser un texto exaltando las virtudes del novelista fallecido, se acaba convirtiendo en una crítica directa y feroz de la poeta Laura Maldonado hacia el mundo cultural y editorial de nuestro país y, por extensión, a todo el engranaje social, económico y político.
Pero el libro no solo es atrevido en cuanto al contenido, sino que también lo es desde el punto de vista formal. Sus ciento diecisiete páginas conforman un único párrafo donde aparecen resaltadas en mayúscula algunas palabras y frases. No suelo ser muy partidaria de estas extravagancias literarias pero he de decir que, en este caso, tal vez estén justificadas. Ese texto largo lleno de rabia es el resultado de la diarrea verbal y mental de su protagonista, y qué mejor manera de representar su ira, su enfado y su angustia de esa forma condensada, aglomerada, resaltando en mayúsculas las palabras y conceptos que más la alteran, que más desolación le producen. A veces, cuando leo textos que se saltan las normas sintácticas o gramaticales en aras de una experimentación literaria, siempre pienso que ese tipo de cosas solo se las pueden permitir los escritores consolidados, que si a un autor novel se le ocurriera aparecer con eso, ninguna editorial querría publicarlo. Así que me quito el sombrero ante ti, Jorge Morcillo, por haberte atrevido, siendo un autor desconocido, a escribir de la forma que ha a ti te ha parecido oportuna sin pensar en las consecuencias. Y, por supuesto, toda mi admiración a la editorial Niña Loba, por tener la valentía de publicarlo.
De cielos y escarabajos no se convertirá en un best-seller. Un libro así no puede serlo. Para muchos será una novela incómoda e insultante. Otros tal vez pensarán que el autor se ha reído de todos nosotros escribiendo esto. Algunos, los menos, apreciarán el valor literario de la obra y tal vez indagarán en el personaje de Laura Maldonado. Junto al rencor y al odio que rezuma su soliloquio, encontramos reflexiones apasionadas que se derivan de su amor por la literatura, por la verdadera literatura:
“Porque escribir de verdad, escribir con los ojos abiertos y buceando en las oscuridades del ser humano y, por supuesto, sin un propósito banal de entretenimiento y mercadeo, es abrirse las venas y desangrarse”.
“Todo es mentira, todo es mentira”, repite Laura una y otra vez desde su habitación en el pabellón psiquiátrico. Y yo me pregunto, como otras muchas veces lo he hecho, si tal vez los locos no serán en realidad los verdaderos cuerdos.
Si desean leer este libro, no vayan a Amazon. Al parecer, la multinacional lo ha censurado. Bienvenidos a la versión postmoderna del Índice de libros prohibidos.
Mayte Blasco
Qué interesante lo que comentas sobre el libro, Mayte. Su título es atractivo y no hace suponer el contenido. ¿Quiénes serán los verdaderos cuerdos? ¿O tan solo somos personas con diferentes capacidades? ¿O vivimos en una fantasía y lo descubriremos al momento de morir?
Deseo que estés muy bien Mayte. Por aquí, igual que allá, con la presencia del covid e intentando convivir con él.
¡Un abrazo grande con mucho afecto!
Querida Sari, me alegro que te encuentres bien. Gracias por leer la reseña. No es un libro cualquiera, la verdad. Un fuerte abrazo.
Me encanta la reseña, Mayte. Este ya está apuntadísimo en mi lista. Y ¿sabes por qué lo han censurado?
Un besote
Gracias, Luna. No lo sé. El libro no deja títere con cabeza. Quizás algún ofendido lo denunció a Amazon. El autor y la editorial tampoco lo saben… Un beso.
Desde luego es algo novedoso, diferente y como tal interesante. Tu reseña es muy buena, pero ¿de verdad lo han censurado en Amazon? ¿eso sigue funcionando así? Entonces se trata de un libro incómodo, por tanto una razón más para buscarlo. Un abrazo Mayte.
Sí, está censurado en Amazon. Lo comentaron el autor y el editor en Twitter. Gracias por leer la reseña. Un abrazo, Carlos
¿Y qué te pareció el personaje difunto? a mi me dio la sensación que representaba el espíritu del poeta valiente que muere consumido por creer en un dios (la literatura) que arrasa con sus creyentes y además despreciado por completo por los que siguen otros dioses más terrenales. Bueno así, metafóricamente hablando.
Muy buena reseña, a mi me dio fuerte esta novela… me dolió…
Saludos Mayte!
Sí, el personaje de EGI puede interpretarse más o menos como tú lo describes. Entiendo que te diera fuerte con esta novela. Es transgresora y no se parece a nada que haya leído antes. Y conseguir eso es verdaderamente difícil en literatura. Gracias por pasar por mi blog, Omduart. Te conozco de Twitter y me alegra verte por aquí también.
Un placer, May!! nos leemos 🙂
Pingback: El emperador de los helados, de Jorge Morcillo – El blog de Mae