El ministro llegará en cuestión de minutos, así que la despacho con rapidez. Ella gimotea, dice algo sobre un hijo en paro y un nieto discapacitado. Le digo que no puedo hacer nada por ella, que si el jefe de Mantenimiento ha decidido rescindir su contrato, por algo será. Abro la puerta, ella sale cabizbaja. En ese momento veo unos zapatos de piel saliendo del ascensor. El ministro se acerca por el pasillo y sonríe. Es una sonrisa extraña, desconocida; nunca le he visto ese gesto en la cara.
-¡Fuencisla! -exclama-. ¿Cómo estás? No sabía que ahora trabajabas aquí.
La mujer se abraza al ministro con su cuerpo de gorila. Los observo con una mezcla de sorpresa y desagrado.
-Fuencisla trabajó en mi casa muchos años -aclara el ministro-. Nuestros hijos se criaron con ella.
La mujer está a punto de abrir la boca. Por un instante palidezco, temo que toda la negociación se vaya al traste. Pero reacciono a tiempo.
-¡Qué grata coincidencia! -exclamo-. Justo en este momento estábamos hablando de la posibilidad de incrementarle su salario.
Se podría titular también «Reflejos», que es lo que tiene la despiada jefa…
Buen giro final, en todo caso.
Un abrazo
Es curioso, porque cuando escribí este microrrelato yo estaba pensando en un jefe, no en una jefa…
Gracias de nuevo por leer, Paco. Abrazos.
Mmm… Vaya hijo de su madre. Muy bueno como siempre Mayte
Besos
Muchas gracias, María. Un beso.
Muy buen relato, Mayte. Me gustó leerte. Un abrazo
Muchras gracias, Úrsula. Un fuerte abrazo.
Espero que Fuencisla (¿de dónde has sacado el nombre?) le contara la verdad al ministro. Y ya puestos, que la contrate para cuidar a los nietos o a quien sea.
Me parece un micro muy bueno, porque refleja tan bien la realidad que da para atrás.
¡Un besote!
Fuencisla es la patrona de Segovia (mis padres viven allí y tengo mucho vínculo con esa ciudad aunque no nací allí).
Ha tenido suerte, Fuencisla, el ministro aparece en el mejor momento.
Un abrazo y gracias una vez más por leerme.
Una ciudad preciosa. Ahora no olvidaré el nombre de su patrona. 🙂
Cuanto hipócrita anda suelto, pero al menos si la llegada del ministro pudo ayudar a Fuencisla a mantener su trabajo, bienvenida sea. La vida tiene estos giros inesperados y no estaría mal que el jefe se tragara sus palabras. Un abrazo Mayte.
Los jefes de esta calaña rara vez reciben su merecido. Suelen irse de rositas. Gracias, Carlos. Un abrazo
Vaya hipocresías… No sé por qué me parece que es una historia cotidiana. Muy buena.
Gracias, Paula. Yo también creo que estas cosas pasan a menudo.
Real como la vida misma. Me ha encantado el micro 👏🏼👏🏼👏🏼
Un abrazo 💜
Muchas gracias, Andrea. Un abrazo.
¡Qué buena historia, Mayte! Muy ágil, la jefa (o jefe, no sé). Espero que Fuencisla lo negociara bien. Por ella, por el hijo en paro, el nieto discapacitado… En fin, que se lo cobre.
Un abrazo.
Muchas gracias, Jorge. Sí, esperemos que la subida salarial fuera suficiente. Un abrazo.
Por favor, es tan realista que duele. Diría que Fuencisla ha tenido suerte pero en realidad es una buena trabajadora valorada por su antiguo jefe y es lo que le ha salvado del paro. Ojalá su nuevo jefe aprenda a valorarla de la misma forma.
Gracias por leerlo, Laura. Me temo que hay muchas Fuencislas por el mundo…
El nieto supongo que es hijo de su hijo y que la abuela tenga la carga de los dos, me recuerda al inicio de esta serie «los juegos del calamar».
Gracias por leerlo, Julieta. No conozco esa serie. Un abrazo.
Yo vi la serie acompañando a mi esposo, sino la verdad no la habría visto. Desde el inicio todo es cruel. Este hombre que te menciono es un mal hijo, aprovechado del trabajo de su madre y me dio coraje ver a la ancianita dándole dinero al cuarentón para que le comprara un regalo a su hija (la nieta).
Me parece que Fuencisla es bastante más lista que el bobo del ayudante del ministro…
Sí, aunque ya sabemos quiénes son los que triunfan en esta vida…