Aquel barrio era tan pobre que la gente solo tiraba al contenedor inmundicias y deshechos. Cuánto echaba de menos los viejos tiempos, en los que se podían encontrar jugosos manjares apenas mordisqueados, ropa de marca casi sin estrenar, muebles de diseño en perfecto estado… Con su carrito de supermercado, ella recorría uno a uno todos los contenedores de la zona en busca de objetos que pudieran aprovecharse. Aquella noche, tan solo había conseguido salvar un par de botas con las suelas despegadas y un paquete de pan de molde con tres o cuatro rebanadas llenas de moho. Pero poco antes de terminar su ronda, cuando el alba comenzaba a asomarse por detrás de los edificios, escuchó unos llantos ahogados que llegaban del fondo de un cubo de basura. Con extrema delicadeza, extrajo al bebé de apenas unos días de vida y, quitándose su abrigo, lo envolvió y lo meció cerca de su pecho. “Yo cuidaré de ti, pequeño, yo cuidaré de ti”.
¡Bonito texto Mae! Siempre está bien estar abierto a nuevas experiencias que surjan en la vida.
¡Un abrazo!
Gracias, David. Un abrazo
Precioso, Mayte, y como siempre, me produce diversos sentimientos y pensamientos. Lo que para unos es basura para otros es un tesoro, y es curioso que el que no tiene para él, consigue para compartir con quien necesite. Un beso.
Muchas gracias, Luna. Para mí un bebé es sin duda un tesoro, de ahí el título del relato. Nunca he entendido cómo alguien puede tirar a su hijo a la basura, pero de vez en cuando se leen este tipo de noticias incomprensibles. Un beso
Ningún daño a un niño es comprensible, y la persona que lo hace no tiene sentimientos, ninguno bueno por lo menos. Yo no lo entendía antes pero desde que soy madre lo sufro aún más, creo que porque me imagino a alguno de mis hijos en ese lugar, y es muy dolorosa.
Un fuerte mensaje en tu relato!!!
Gracias, Claudia. Ese era mi objetivo. Un abrazo
Otro para ti!
Arrojar un alma a la basura o al destierro plasmático, nos menoscaba a denigrar o renunciar a la especie animal humana.
Pues sí, Daxiel, porque ningún mamífero hace algo semejante con sus crías. En la especie humana sucede a veces, pero no debería pasar nunca. Un saludo
Que intensamente triste, la falta de recursos que aún tienen muchas personas, que rebuscan en la basura, y ese bebé allí tirado, me has llegado al alma.
Un abrazo de luz.
Gracias, María. Hay mucha gente que rebusca en la basura, por desgracia. Y lo del bebé… a veces suceden esas tragedias incomprensibles. Un abrazo
Emotivo el texto mostrando dos realidades conjuntas, una trágica, la otra extremadamente trágica y con un acertadísimo título.
Un abrazo Mayte.
Gracias, Carlos. Un abrazo
Es muy duro el retrato que hoy nos traes Mayte, la pobreza extrema y sus consecuencias últimas. Un beso.
La pobreza extrema conduce a veces a la desesperación y a la locura. Un beso, Carlos
Puede que lo que te cuento resulte demasiado contrastante con lo que te acabo de leer. Pero creo que es adecuado.
Iba en cierta ocasión, medio montado en la bici para impresionar a unas chicas, cuando vi delante de mí una farola. Estaba a dos o tres metros, suficiente como para esquivarla airoso. Pero un conjunto de circunstancias —un enganchón en el pedal, una mano escurrida del manillar…— hizo que pensase «voy de cabeza, voy de cabeza», y la cosa terminó dando EXACTAMENTE de frente, es decir con la rueda delantera vertical y centrada contra la farola.
Así me he sentido con tu cuento. Casi desde el principio noté que me la iba a dar, pero no pude dejar de leer hasta darme de cabeza con el final.
Gracias por contarme esa anécdota (no deja de ser graciosa pese al contexto en que me la cuentas). Tus comentarios siempre son especiales. Se nota que realmente profundizas en lo que lees. Un abrazo.
Aún viviendo esa enorme carencia material abre su corazón rebosante de generoso amor para acoger esa pequeña vida y abrigarla con su calor.
Realidades que golpean fuerte, y que cada cierto tiempo, aún son parte de las noticias en cualquier lugar.
¡Un gran abrazo, Mayte!
Sí, de vez en cuando suceden este tipo de cosas terribles, incluso en países «avanzados» y «ricos». Otro abrazo fuerte para ti también, Saricarmen.
Ufff! Escuchar estas historias en las noticias me ponen mal cuerpo. lamentablemente son cosas que pasan.
Muy buen relato.
Buen dia Mae.
Gracias, Little cat. ¡Buen día también para ti!
Hola. Hace varios años escribí un cuento y luego lo pasé a poema de verso libre sobre este mismo tema que tanto nos conmueve. En tu caso lo narras de un modo distinto, que nos permite ponernos en la piel del personaje que encuentra al bebé. En el mío, intenté tomar una distancia mayor para producir el efecto de desamparo social.
EL ABANDONADO.
(Cuento)
Lo habían tirado a la basura
en un barrio de clase media
del cordón urbano de Buenos Aires.
Quedó cubierto por unos cartones.
El primer día
apenas advirtieron su desaparición.
Para el segundo, lo buscaban afanosamente.
Al anochecer siguiente, un gato gritó.
Un señor de unos sesenta años, soltero,
amante de la danza clásica y el güisqui irlandés,
escuchó el quejido lastimero del felino
y se acercó a curiosear al lugar.
El hombre apartó los cartones rotos, sucios
creyendo que debajo de aquel basural
estaría la cría del animal,
y encontró a un pálido bebé
que no lloraba.
A las pocas semanas ya lo había adoptado
una familia de sordomudos, que pronto
le enseñaría el lenguaje de las señas.
La gata que avisó, se quedó a vivir con ellos.
Gracias por pasarte. Tu cuento es muy duro, pero al menos tiene final feliz. ¡Un saludo!
Gracias Mayte. Lo más trágico de mi poecuento es que tiene un final convencionalmente feliz. Saluditos.
La generosidad nace del corazón, no del bolsillo y no tiene que ver con lo que tenemos (de hecho creo que muchas veces cuanto más se tiene, más materialista se vuelve uno y menos generoso).
Me alegro que pese al retrato de miseria que dibujas, haya un rayo de esperanza en tu relato. El mundo es un lugar áspero, y la vida es dura (para unas personas mucho más que para otras) pero también es un lugar luminoso y precioso, si sabemos parar atención (como la protagonista).
Ojalá les vaya bien a estos personajes ficticios, y a tantos otros reales que estarán viviendo situaciones igual de lamentables y vergonzantes para los que vivimos decentemente. En cuanto tenga un sueldo decente donaré una parte a labores sociales. Es importante que nos ayudemos entre tod@s.
Un abrazo, Mayte. Gracias por tus historias con alma 😉
Carlos
Muchas gracias a ti por la sensibilidad con la que lees cada uno de mis textos. Un fuerte abrazo
Pingback: Tesoros en la basura | Para Cumplir Sueños
Nunca dejas indiferente a nadie con tus relatos. Una vez más lo has vuelto a lograr. Felicidades por la narración. ¡Siempre fan tuyo!
Muchas gracias 🙂
Pingback: Tesoros en la basura — El blog de Mae – Diseño para Vivir