La editorial que había publicado la novela de su amiga había sido muy generosa con los canapés, las bebidas y la cantidad de personas que había invitado al evento. Con una copa de vino blanco en la mano, echó un vistazo a su alrededor y decidió saludar a las escasas personas que conocía. No tardó en acercarse a un grupo de tres chicas que habían estudiado con ella unos años atrás en la facultad. Le sorprendió la frialdad con la que la recibieron, como si no la conocieran de nada o conservaran hacia ella algún rencor antiguo que no recordaba. Decidió probar suerte con otro antiguo compañero de clase con el que se cruzó al dirigirse a la barra en busca de otra bebida. «Perdona, pero creo que te has equivocado de persona», le respondió el muchacho, ignorándola por completo. Cuando entró en el cuarto de baño y se miró en el espejo, comprendió enseguida lo que estaba pasando. A veces olvidaba que su cara ya no era su cara. Tal vez tenían razón quienes decían que se había pasado con las operaciones de estética.
…modificaras tus cascaras dañando la esencia del ser, apuestas por parecer y solo logras dar lúgubres formas de ver…
Se dice que la cara es el espejo del alma. ¿Qué pasa si te la cambias? Gracias por pasarte, Daxiel.
uummmm el alma tiene otros espejos, creo, porque si no es así, pobre mi alma…
Ja, ja, muy bueno. No es lo mismo, pero yo una vez me encontré con una compañera de trabajo, que veía todos los días, y no la reconocí porque iba sin maquillar…
Jajaja… Pues menuda capa de maquillaje tiene que llevar habitualmente. Más bien una máscara. Un beso, Luna.
Muy bueno y una triste realidad, hay verdaderas deformaciones en las operaciones de cirugía estética.
Besos primor.
Supongo que se mezcla la inseguridad hacia el propio físico y la falta de ética de los médicos de cirugía estética. Un beso, María
A mi no me parecen mal las operaciones de estética siempre y cuando no se les vaya la mano. Y conste que yo no llevo ningún retoque estético jajaja…. Creo que hay una enfermedad psicológica de las personas que las hace estar siempre insatisfechas con su imagen y por eso se operan sin criterio ni medida.
Pero me remito a tu relato dejando a parte consideraciones meramente personales 🙂
Me ha gustado, tiene ese puntito en que no sabes lo que va a suceder. Me gusta que la misma protagonista se plantee si no se excedió.
Me gustó 🙂
Muchas gracias, Doncella. En realidad el relato no es una crítica a quienes se operan (cada uno tiene libertad para hacer lo que quiera). Lo que quería plasmar es que operarse demasiado puede tener consecuencias, como por ejemplo que ni siquiera te reconozcan, lo que supone una pérdida de tu identidad. Un abrazo.
Entiendo y es cierto que hasta resultados horribles he visto yo. Conozco a una señora, un bellezón, pero hija, al llegar a cierta edad empezó a hacerse cosas… hace poco la vi y pensé «que pena, con lo guapa que seguiría siendo si no se hubiera operado»… siempre se ha dicho que quien tuvo retuvo, y es así, cuando una mujer ha sido guapa siempre va a haber algo en ella que la va a hacer destacar.
Estoy de acuerdo con el objetivo de tu entrada.
¡Muy fan de los giros finales que das siempre a las historias!
Final que tristemente se da mucho hoy en día, pues parece que, más allá de la cara, hay personas que sólo con la ropa ya cambian radicalmente. Es extraño pensar lo fácilmente que uno sabe manipular su apariencia hoy en día.
Muchas gracias, SrShan. A todo el mundo le gusta verse bien, y eso no es malo. Pero hay que tener un poco de cuidado y no obsesionarse. Un saludo.
Es una crítica muy actual Mayte, parece que operarse, de lo que sea, es ahora un sígno de pertenecer a cierta clase social muy acomodada. Un beso.
Gracias, Carlos. Yo creo que hoy en día se opera gente de muchas clases sociales. Mi peluquera, por ejemplo, un día me estuvo contando las cosas que se habían hecho ella y su madre, y que lo habían pagado a plazos… Con eso te digo todo. Cada uno es libre de hacer lo que quiera con su cuerpo y su cara, pero obsesionarse con el aspecto físico tal vez revela una falta de seguridad en uno mismo y la no aceptación de la vejez y del paso del tiempo. Un abrazo.
Ya ves, con lo rica que sabe la vejez!
Muy buen relato Mayte. Estuve en ascuas hasta llegar al final. Sobre el tema, opino que, al igual que con todo, los extremos son perjudiciales.
¡Un abrazo!
Muchas gracias, Saricamen. Los excesos nunca son buenos. Un beso.
Yo creo que el caso que comentas, es un culto al cuerpo mal entendido. A mi que la gente se cuide me parece lógico y beneficioso y si para ello hay que retocar quirúrgicamente algo, adelante, pero la sociedad intenta imponer unos moldes de exigencias en ocasiones muy falsos y perjudiciales. Me contaba un amigo colombiano, que en su tierra es bastante normal entre la gente adinerada regalarle a la hija en su 15 cumpleaños, una operación de implante de senos. Me quedé boquiabierto… Por cierto que me desparramo escribiendo, me ha encantado tu relato. Un abrazo Mayte.
Los profesionales de la cirugía estética deberían aplicar su disciplina con responsabilidad. Y es evidente que en muchos casos no lo hacen. ¿Cómo se puede operar de los pechos a una niña de 15 años, si todavía no ha terminado su desarrollo? Gracias una vez más por leer mis pequeños relatos. Un abrazo
Me suena vagamente la historia… 😉
Besos Mayte
Jajaja… Besos, Sara
Ay, si es que el botox tiene sus peligros!! Y es que es una toxina!! 😂😂😂 Muy bueno, Mayte! Un abrazo 😊
Muchas gracias, Lidia!! Un beso
Sin pasarse los limites..en todos los aspectos de la vida y en el intento de guardar la juventud eterna…todavía más . Cámbio de planes…..no voy mañana a la consulta del cirujano plástico , me has convencido. Besos.
Jajaja… Seguro que no te hace ninguna falta operarte… ¡Un abrazo!
Pensaba que el/la protagonista seria transgénero, pero me he equivocado.
Interesante relato. Cambiar tanto la apariencia externa que la gente no te reconozca. Impactante.
Muchas gracias, Carlos!! Un abrazo
Hola.
Déjame decirte que disfruto leer lo que escribes. Y también déjame mencionarte que más o menos compartimos el mismo género.
Pásate por mi blog si tienes el tiempo.
Nos estamos leyendo 🙂
Muchas gracias, Rodolfo. En cuanto pueda me paso por tu blog. Un saludo!!
Cuando puedo os leo y siempre voy tarde a los comentarios digo que: he ahí el retrato de Dorian Gray… sólo que ahora «perder el alma» está al alcance de cualquiera 😉
Has hecho una apreciación muy acertada. Oscar Wilde tendría ahora muchos en quien inspirarse. Un abrazo
Buen relato. Me gusta esa apuesta por lo natural. Un abrazo fuerte!
Muchas gracias 🙂