Aún podía sentir el aroma dulce de su cuerpo en la ropa, pero el sentimiento de culpa comenzaba a desgarrarle. Abrió la puerta del portal y se dirigió al ascensor. En el último instante, prefirió subir andando como una penitencia auto-impuesta. Cada escalón sumaba un gramo más de culpa a su ya cargada conciencia. Cuando llegó a la puerta de su vivienda, ya había decidido que no volvería a ocurrir. Quería a su mujer más que a nada en el mundo y no podía seguir con ese engaño. Al entrar en el dormitorio, divisó la figura de su esposa tumbada boca abajo sobre la cama. Estaba desnuda y un hombre a su lado la acariciaba.
Ironías…
…del destino…
Siiii
Bueno, al menos tienen un punto en común 😉
Eso parece…
Las vueltas de la vida…
Muy buen relato Mayte!
Gracias, Claudia!!
Dice el refrán que “quien a hierro mata, a hierro muere”… y eso le pasó a él.
El arrepentimiento llegó tarde.
A veves se cumple el refrán. Un abrazo, Estrella
Me pregunto si se haría el ofendido… muy bueno. Un beso.
Esperemos que no tuviera tanto morro… Un beso
Diría que donde las dan las toman, pero debo estar sensiblon estos días. El fracaso de una relación no se gesta en el lecho, ni siquiera en la fidelidad impuesta. Creo que es hijo del egoísmo. Un besazo.
Normalmente la infidelidad se produce porque otras cosas en la pareja no funcionan, aunque no siempre… Un besote
Un alivio para su conciencia, imagino…
Abrazo grande, Mayte.
Puede ser… O tal vez su mujer lo sabía y quiso pagarle con su propia moneda. Un abrazo, Paula
Quién a hierro mata a hierro muere.
Saluditos Mayte!
Eso dice el refrán. Un saludo, Little cat!!
Me ha gustado ese subir por las escaleras que le iba cambiando el pensamiento 😊
Ya se sabe que el ejercicio es bueno para el espíritu, jeje… Un abrazo.
Vaya, un final bastante sorpresivo y que da que pensar 🙂
Muchas gracias, Iñaki. Me alegra saber que conseguí el objetivo de sorprender y dar que pensar. Un abrazo!!
Lo reconozco: una historia así de cruda emociona mucho más si está bien escrita. Yo me hubiese limitado a un «donde las dan, las toman».
Muchas gracias, compañero!! Un abrazo
Uno de esos relatos que dan que pensar. No solo por lo que lleva dentro, sino por lo que te puedes imaginar que podría ocurrir más allá de su contenido. Así debe ser un buen microrrelato.
Muchas gracias por pasarte y comentar, Óscar. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo
Moraleja…cual de todas ellas…
Que cada cual saque sus conclusiones…
Eso cura definitivamente la culpa, aunque puede generar una nueva enfermedad. Justicia poética en pocas palabras. Encantador escrito en el sentido estricto de la palabra.
Te agradezco mucho tu comentario. Me alegra que te haya gustado. Un saludo!!
Espectacular muy bueno saludos desde Uruguay
Muchas gracias!! Un saludo desde Madrid 🙂
Jajaja! Ahora podían hacer como dice Maluma: «agrandar el cuarto». Muy bueno, Mayte
Tres son multitud y cuatro ni te cuento… ¡Muchas gracias, amiga!
¿Donde las dan las toman se suele decir no? jajaja ¡Muy buen relato Mayte!
Me gustaría ver la cara del prota al abrir la puerta y encontrarse tal panorama…¡para enmarcarla!
Pensaba que tenía controlada la situación, pero estaba equivocado. Gracias, Shan!!
Al margen de los refranes aplicables al caso, la situación hace pensar en una carencia afectiva dentro de una relación mantenida falsamente, en otras palabras un engaño permanente. Siempre he pensado que es más digno para todos (aunque no menos doloroso) ser honesto no solo con tu pareja sino especialmente con uno mismo. En estos tiempos actuales, somos libres de volar cuando queramos y con quién queramos, pero el engaño y la mentira no nos hace libres, al contrario nos hace esclavos. Como lo era tu protagonista mientras subía las escaleras.
Un abrazo Mayte