La película muestra a una mujer caminando sola por los pasillos de una estación de metro. Su edad incierta deambula entre los treinta y los cuarenta. El ruido de un tren circulando a través de un túnel interrumpe el apelmazado silencio de la madrugada. Dos jóvenes se cruzan con ella. Uno de ellos se gira de repente y tira del bolso que ella lleva colgado del hombro. Se resiste la mujer ante el estupor de los jóvenes; la ira prende en ellos como una antorcha. Uno la sujeta por la espalda mientras el otro consigue por fin arrancarle el bolso. No se conforman ya con el robo. Una patada. Dos. La mujer queda tumbada sobre el suelo sucio mientras los vándalos huyen.
Se produce un cambio de escena. Un hombre pasa junto a la mujer inconsciente. La mira, impávido, y después continúa su camino. La película termina y ella llora.
– Lamentamos no haber podido identificar aún a esos dos individuos -dice el uniforme sentado junto a ella.
– Ese hombre que mira y se marcha como si nada… -añade entre gemidos.
– Hay gente que no tiene humanidad…
Ella se levanta con torpeza apoyándose en la muleta.
– Ese hombre… es mi exmarido.
Pues vaya panorama, y desde luego ya le vale al exmarido, decir frialdad e indiferencia es decir poco. Y el robo y la agresión… pues desgraciadamente hechos que ocurren muy a menudo en este mundo desquiciado. Violencia, vandalismo, qué triste. Ella ahora está falta de bolso. Él, de otras cosas.
En realidad, cuando escribí el micro pensé algo más retorcido. La presencia del exmarido ahí no es casual. Él ha planeado ese atraco con violencia.
Una vez me robaron en el metro. Ni siquiera me enteré cuando metieron la mano en mi bolso y me sacaron la cartera. Días después vi la película de mi propio robo en la comisaría, y aunque no sufrí ningún daño, fue tremendamente inquietante. Un saludo.
¡¡¡Oh!!! El «¡¡¡Oh!!!» es doble… así que fue el exmarido quien lo planeó. Eso ni se me pasó por la cabeza, e igual no se me habría pasado. Pues sí, retorcido, malévolo y cruel. Y lo de tu robo y ver la película sí que debe ser inquietante. Muy pocas veces me han robado, la verdad. Y con violencia mucho menos. Sí he visto robar, por ejemplo a gente que va durmiendo a primera hora de la mañana, a trabajar. Hasta el desayuno les roban, jaja. Es patético, gente sin escrúpulos. Un saludo.
Pues yo debo de ser una retorcida porque sí que había pensado que podría estar metido en el ajo. Está claro que no es verdad eso de que «Donde hubo fuego quedan brasas», o algo parecido.
Un besote
Cierto, Luna, algunos fuegos se apagan del todo. Y también hay quien entiende el amor de forma posesiva (que se lo digan a tantas mujeres agredidas cada día por quienes supuestamente las aman). Un beso
Buff, qué inquietante. Tu descripción me ha llevado no solo «a ver» la escena sino a «sentirla». ¡Muy bien hecho, Mayte!
Un abrazo, amiga 🙂
Muchas gracias, Lídia. Otro fuerte abrazo para ti
Impresionante relato, tiene mucha fuerza y arrastra hacia la indignación. Enhorabuena. Un besazo.
Mil gracias, Carlos. Un abrazo
El rencor suele ser el peor enemigo de las relaciones… ¡Vaya final! Muy bueno, Mayte.
Abrazo
Muchas gracias, Paula. ¡Un abrazo
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Caramba, deja la boca seca. ¿Venganza, rencores…? sea lo que sea impacta en el lector
Un abrazo Mayte
Muchas gracias, Carlos. Puede ser venganza, odio o ganas de hacer daño. Un abrazo, Carlos
Triste historia. Muy buena narración. Saludos
Muchas gracias, Yasel. Un saludo.
Hola, Mayte:
Te he nominado a los Blogger Recognition 2018. Puedes verlo en:
https://cuentoscontigo.wordpress.com/2018/09/24/me-han-nominado-para-el-blogger-recognition-award-2018/
Besitos,
Sara
¡Muchas gracias, Sara! Un beso
De nada, guapa. Ha sido fácil la elección.