Kurt Cobain

Mi padre se marchó muy temprano aquel sábado por la mañana. Cuando salía de mi habitación, adormecida y en pijama, escuché el golpe seco de la puerta. Me preparé un vaso de leche caliente —sin café, sin cacao, sin azúcar— y unas tostadas con mantequilla. Encendí la televisión y me entregué con deleite a mi desayuno en soledad. Para mi fastidio, Rubén se despertó cuando apenas había mordisqueado mi primera tostada. Inundó la casa de ruidos —bostezos exagerados, la tapa del váter cayendo de golpe— y después lo vi atravesar el pasillo hacia la cocina pateando unos calzoncillos sucios a modo de balón de fútbol. “¡Canasta de Michael Jordan!”, le escuché  decir. E imaginé los calzoncillos apelmazados convertidos ahora en pelota de básquet, lanzados con destreza hacia el mismo centro del cesto de la ropa sucia. Minutos después se sentó a mi lado en la mesa del salón. Su bol de cereales había dejado de ser un simple cuenco para convertirse en una ensaladera llena de leche y Corn Flakes hasta arriba. Lo miré con envidia. Solo tenía once años y ya casi era tan alto como papá, fuerte pero no obeso, con unos músculos que brotaban de forma natural. Viéndonos a los dos, tan distintos, pensé que mis genes habían debido de mutar en algún momento.

Cuando terminamos el desayuno, nos sentamos a ver la televisión. Rubén aún veía dibujos animados, concretamente aquella serie manga de unos tipos que no paraban de lincharse porque necesitaban encontrar unas bolas escondidas para invocar a un dragón. Le permití ver el capítulo que emitían a condición de que después pusiéramos Melrose Place. Mamá salió de su dormitorio, fatigada ya desde primera hora. Se sentó a nuestro lado después de besarnos en la cabeza.

—¿Dónde está papá? —preguntó. Le dije que no lo sabía, aunque podía hacerme una idea de con quién estaba.

—Es igual —dijo ella—. Que se vaya donde quiera. Os tengo a vosotros, que sois lo único que me importa en la vida.

Su respuesta me sorprendió. ¿Acaso lo sabía por fin? ¿Tal vez era el momento de hablarlo claramente con ella? Estuve a punto de seguirla a su dormitorio con una intención incuestionable, pero en ese momento llamaron al timbre de la puerta.

Laura se presentó en  mi casa sin avisar. Pensé que le había ocurrido algo grave a su madre, porque llegó con la  cara enrojecida. Las lágrimas habían llegado a todas partes: su cara, su pelo, el pañuelo que llevaba en el cuello… “Ha ocurrido algo horrible”, dijo. Y me tendió un periódico doblado. Leí el titular: “Kurt Cobain, cantante de Nirvana, se suicida de un tiro en la cabeza a los 27 años”.

 

18 comentarios en “Kurt Cobain

      1. Paco Mendoza

        A mí la que me ponía era Elsa Pataky, que aunque no llegara a diosa era un ángel inequívocamente femenino…

  1. Hay días que no se olvidan nunca, el día que murio Elvis, yo era pequeño pero recuerdo el impacto que creo en mi padre, el día que mataron a Lennon, Corbain, Michael Jackson, Prince… , y más cercanos Enrique Urquijo, Antonio Vega…, la fama…., una trituradora de genios…. Muy buen relato, me encanta la ambientación. Un abrazo

  2. Buen relato, muy bien narrado, como siempre. Desde luego, retratada la adolescencia… los desayunos, el hermano, la tele, la infidelidad de papá… y ese trágico suceso.
    ¿Sabes? Resulta que me has hecho pensar un buen rato. Al mencionar que algunas teníais 15 años me he preguntado… ¿cuándo fue? 5 de abril del 94. Al mendas ya le pilló con 30 años. Qué mayor. Recuerdo muchísimo esa época. Post olimpiadas en Barcelona, con esa resaca eufórica. También por el trabajo. Salía mucho de fiesta con gente del trabajo, gente muy joven, y era la época del auge del grunge y todo ese rock tan gamberro y transgresor. Sí, su suicidio fue totalmente impactante. Pero he seguido pensando. Claro, al tener más edad resulta que te puedo contar las batallitas del abuelo. Porque viví las muertes de John Lennon, en el 80, y de Bob Marley en el 81. Qué decir de lo de Lennon, todo un mito, sin desmerecer a Cobain ni a ningún otro. Yo estudiaba BUP e iba mucho con un grupo de chicas. Y una de ellas era muy, muy, muy fan de Beatles. Imagínate lo destrozada que se quedó. Otra muerte muy traumática.
    Y he seguido pensando. Porque muertes en el mundo de la música, así trágicas o prematuras por desgracia ha habido muchas, demasiadas. Así que he visto desfilar ya a muchos artistas.
    Años después, yo que he sido un enorme seguidor del grupo R.E.M., me entero que Cobain era muy amigo de Michael Stipe, el cantante del grupo, y que éste se quedó impactadísimo.
    Y casi la muerte que más chafado me dejó fue la de Prince. Significó mucho en mi vida y le admiraba mucho. Además no me esperaba de ninguna manera esa tragedia. Por eso me golpeó y me dejó en shock por semanas.
    La muerte es algo durísimo, cuesta mucho aceptarla. Anteayer me entero que el hijo de un senador de Junts x CAT, con solo 29 años, murió de covid en Mozambique, donde estaba de viaje. Muy duro. Estas cosas te hacen pensar.
    Vale, stop batallitas. Cuídate. Un abrazo.

    1. Muchas gracias por leerlo. Sí, los cantantes de rock parecen tocados por alguna especie de maldición. Supongo que la combinación de fama, dinero y drogas no es demasiado favorable… Podemos ampliar la lista de muertes prematuras de estrellas del rock: Ian Curtis, Jim Morrison… Supongo que estas también las viviste. Hay una película sobre la vida de Ian Curtis que me pareció brutal. Se titula Control. Y hace poco ví un documental sobre el mismo Cobain que no tiene desperdicio… Vidas intensas, pero creo que también infelices. Un abrazo y gracias por tus batallitas.

      1. Desde luego, el repaso de decesos es brutal. Me he ido a mirar fechas. Al de Ian Curtis de Joy Division (qué buenos eran) no le presté mucha atención. Morrison me pilló bastante niño, pero sí que viví y recuerdo perfectamente la muerte de Elvis Presley, otro gran mito. Yo tenía 13 años (el 77), y además le gustaba muchísimo a mi madre. Otro golpe durísimo. Sin duda, esas vidas alocadas y hace mucho el consumo de drogas. Deprime un poco recordar tantos fallecidos ilustres y de forma abrupta.
        Tendremos que hacer un poco de humor macabro y decir que existe una rara avis en todo este mundillo: el músico que muere de viejo.
        Abrazos.

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