Nadie en su sano juicio dejaría una red social en plena precampaña de lanzamiento de su novela. Yo, en cambio, lo he hecho, no sé si porque estoy loca o porque soy rara (o por las dos cosas al mismo tiempo).
Llevaba un tiempo en Twitter, cada vez más activa, cada vez con más seguidores, aunque mis publicaciones nunca llegaban a demasiada audiencia. Hasta que un día, de repente, un pensamiento íntimo, una ráfaga que se cruzó en mi cabeza, acabó saltando de un lado a otro, de un perfil a otro, atravesando mares, montañas y océanos. Porque las redes son así. De Madrid a Buenos Aires se tarda un instante en llegar. De Buenos Aires a Londres otro segundo, y en apenas unas horas has recorrido el planeta entero varias veces. Qué aterrador es esto, pensé. La perdición está al alcance de tu mano en apenas un segundo. Hay gente que ha estado a punto de ir a la cárcel por publicar en Twitter alguna estupidez. Hay personalidades de la cultura que han perdido su prestigio por hacer comentarios poco afortunados acerca de algún tema delicado. Es solo un instante. Una décima de segundo es suficiente para perder el control.
En mi caso, mi comentario era bastante inocente, una simple reflexión literaria que en un momento acabó generando cierto ruido. Me encontré abriendo una caja de Pandora que en realidad no quería haber abierto. No era nada grave, nada inmoral, nada delictivo. Pero me hizo reflexionar. Y cuanto más pensaba en ello, más aterrador me resultaba el escenario y más innecesario me parecía continuar entre las páginas de ese traicionero pajarito azul.
Desde que anuncié que me iba hasta que verdaderamente lo hice transcurrieron unas veinte horas. Mis padres me enseñaron a ser educada, a despedirme siempre de la gente, y así decidí hacerlo en lugar de marcharme dando un portazo. En esas horas sucedieron cosas curiosas. Algunas personas nuevas empezaron a seguirme (extraño, ¿verdad?). Otras que nunca habían interactuado con mis publicaciones comenzaron a hacerlo como si quisieran apurar las últimas y agónicas horas de mi existencia twittera. Por último, un pequeño pero selecto grupo de personas me comunicó que les daba pena que me fuera. Esta es la parte que más echaré de menos de Twitter. Espero y deseo poder seguir manteniendo el contacto con ellas por otros medios. Siempre puede hacerse si hay voluntad.
Respecto a la promoción de mi novela, no tendré más remedio que hacerla sin Twitter. Mi proyección hacia el mundo será menor, pero asumo la pérdida. Al fin y al cabo, esta soy yo: una mujer que a veces toma malas (o tal vez buenas) decisiones.
Una de las características de las redes sociales es, sin duda alguna, que abren un campo inmenso para los buitres que buscan protagonismo, discusión… esos que al parecer «tener la razón» (muy entre comillas) les agrega un par de millones de euros más en la cuenta y multiplica su salud. Que no sigas no pasa nada, ni loca ni rara, sólo una persona que tiene cosas más importantes que hacer y en que pensar mejores que dirigir su energía a leer comentarios necios y a entrar en discusiones estériles con gente problemática y/o frustrada. Mucho éxito con tu libro. Saludos.
Es un submundo complejo en el que es complicado moverse. Necesitaba apartarme, al menos durante un tiempo. Un saludo y gracias
Te comprendo. Yo no he tenido nunca redes sociales, ni pienso tenerlas, visto lo que veo a mi alrededor. Y para no correr riesgos de contraer nuevas adicciones, ni siquiera tengo móvil (arriendo el de mi mujer en caso de necesidad). A los más jóvenes os pareceré un dinosaurio, pero se puede vivir así, y con poco estrés.
Ese que mencionas es otro problema, el de la adicción. Estoy segura de que hay mucha gente adicta a los likes; los necesitan como una especie de droga. Un abrazo
Mayte, me quito el sombrero. Pocas personas tomarían una decisión tan prudente. Espero seguir en contacto en cualquier lugar en el que te encuentres. Un abrazo grande.
Gracias, María. Era una decisión difícil. De cara a la promoción de mis libros tal vez sea una pésima idea, pero a nivel personal me siento liberada. Un fuerte abrazo.
Mayte, no tenía ni idea de que te sentías así. No sé tampoco a qué clase de comentario te refieres. Yo sigo muy de lejos a ese pajarito traicionero. Nunca he conseguido alcanzarlo. Vuela demasiado rápido para mí. Pero intuyo qué te ha podido pasar. Los pocos comentarios que he hecho y que han suscitado respuesta me han dejado un regusto muy amargo.
No lo pienses más. De momento, creo que has tomado una buena decisión. ¿Mañana? Mañana ya se verá si te apetece volver a subirte a lomos del dragón. Sólo cuenta el hoy.
Empecé a sentirme así hace poco. Supongo que a medida que tienes más seguidores, tus publicaciones tienen más difusión y eso, aunque a algunos les fascine, a mí me parece muy peligroso. Así que me vuelvo a mi caparazón. Un abrazo
No tienes que sentirte tan preocupada. Siempre lo que se haga y lo que se diga interesará a unas determinadas personas y enojará a otras. Y lo mismo te pasará con tus libros cuando vayan llegando a un público más amplio.
Además, siempre se puede volver para promocionar y ya tienes el blog. Y, bueno, lo que seguimos en twiter también te promocionaremos, qué leches.
Hagas lo que hagas lo importante es que te sientas libre y dueña de tus decisiones. Lo demás es accesorio.
Buen día.
Necesitaba escribir esto más como una reflexión conmigo misma que otra cosa. Estoy completamente segura de la decisión tomada. Por eso lo hice. Gracias, Jorge.
Reblogueó esto en las ruinas del cálamo.
Mayte, si la decisión la has tomado convencida, es la mejor que podrías tomar.
El tema redes es complejo y uno ya no sabe nunca si hace bien o mal en estar o dejar de estar.
Un gran abrazo.
Gracias, Aránzazu. Estoy convencida de la decisión tomada. Las redes son un arma de doble filo. Estar puede ser bueno pero también puede ser muy malo. Nunca se sabe… Un abrazo, amiga.
Hola, yo no me decido aún a promocionarme en redes. Obviamente, como consecuencia, no tengo ninguna visibilidad y me cuesta encontrar lectores. Pero hay algo que me impide lanzarme. Sí, he pensado en esto que tu comentas, de escribir algo arrebatado y meterme en problemas. ¡Como buena latina, estoy en riesgo de hacerlo! Sin embargo, hay algo más: los medios sociales me abruman. Hay algo artificial y neurótico en la preocupación constante por obtener “seguidores” y “me gusta”. Creo que no es saludable ni para el que busca o brinda la atención. Con gran esfuerzo mantengo mi blog y pongo mis reseñas en Goodreads, pero no uso ni facebook ni Twitter ni Instagram… Quizá cambie de opinión al ver que no avanzo. Por lo pronto, me dedico a crear con calidad y entablar pocas relaciones, pero más genuinas. ¡Éxito!
Paula, pues conmigo acabas de ganar una lectora.
Un abrazo.
Lo mismo te digo… aquí tienes una nueva lectora, Paula.
Me parece muy oportuno todo lo que comentas, Paula. Claro que es neurótico y artificial esa necesidad de recibir likes. La gente se hace adicta a eso y tu vida real, la de verdad, se puede ver afectada por tantas horas dedicada a ver quién te sigue y quien te da un like. Te buscaré en Goodreads. Esa red es otra cosa… Al fin y al cabo solo es para hablar de libros. Un abrazo y gracias. Y ánimo a ti también con tus publicaciones.
A mi también me parece algo aterrador eso que comentas, así que siendo tu deseo bien tomada esa decisión, encontrarás otra forma de promocionar tu novela.
Un abrazo, Mayte
Sí, a cada minuto que pasa, más a gusto estoy con la decisión tomada. Un abrazo, Úrsula.
No es que yo sea muy experta en promociones ni en redes pero fíjate que creo que no son tan importantes, al menos las personales.
Y lo creo porque hay tal número de personas promocionando cada una lo suyo que causa hartazgo y al final casi nadie presta atención al otro. Es como conversación de sordos, salvo excepciones, que las hay.
Mejor que sea la editorial la que se encargue de la publicidad.
Puedo estar equivocada, claro.
Besos, Mayte.
Es un punto de vista interesante, Paloma. En cierto modo es verdad lo que dices, pero un poco de promoción personal, sin avasallar y sin ser pesados, yo creo que también es necesaria. Un beso.
Ya, como dijo Cálamo, los que quedamos en twitter nos encargaremos de la promoción de tus libros; eso seguro. Y tú, a lo que te haga sentir mejor contigo misma. Abrazos
Mil gracias, compañera. Un abrazo.
No sé si has visto «El dilema de las redes sociales». Sus propios creadores están asustados por sus efectos perniciosos. Haces muy bien. Y si mañana lo ves de otra manera, también estará bien. Lo importante es estar a gusto con lo que se hace. Saludos 🙂
No, no lo he visto. ¿Es un documental? Lo buscaré. Muchas gracias, Juan.
Sí, es un documental dirigido por Jeff Orlowski. Está en Netflix. Entrevistó a la gente de Silicon Valley. Muy interesante. Saludos, Mayte 🙂
Ahá, ahora me entero de la historia completa 🙂 Gracias por tu amabilidad y honestidad a la hora de compartirla. Yo, últimamente también he reflexionado acerca de las RRSS, sobre todo el porqué las uso. Como humilde escribiente, me gusta tener difusión y pensé que Twitter es un buen método. Es cierto que adquieres cierta «visibilidad», pero su formato hace que la iteración sea muy superficial, inmediata y que quizá no sea el mejor formato para atraer nuevos lectores. Finalmente, acabas siendo un poco preso del formato, de las tendencias, de los algoritmos, del tener que granjearte amistades, de que realmente estás en círculos de otros escritores que persiguen tu mismo objetivo…
Y un día te das cuenta que si tu motivación era promocionar tus textos o tu obras estás dedicándote a hacer mil millones de cosas distintas que te alejan de escribir, que el medio se ha convertido en un fin. Es una extraña manía que tiene el ser humano la de pervertir todos los usos.
Alguna cosa buena tiene, por ejemplo el que me ha traído hasta aquí.
De nuevo gracias por las confidencias. Un fuerte abrazo, adelante!
PD: Menudo rollo!
Después de dejar Twitter necesitaba reflexionar sobre ello y por eso escribí esta entrada. Muy interesante tu reflexión también, Rafalé. Sin duda acabamos siendo presos de los formatos y los algoritmos. Y también de las modas. Yo creo que, en el ámbito de la tecnología, el mejor medio para interactuar con otros escritores son los blogs. El problema es que, en un momento dado, alguien dijo que estaban pasados de moda y que había que irse a otros sitios…
Muchas gracias por comentar. Y de rollo nada. Un abrazo.
Lo primero mostrarte todo mi apoyo a tu decisión. Yo no tengo RRSS tan solo conservo LinkedIn y por motivos profesionales. Pero puedo comprender que el sentido de algunos foros como Twitter o Instagram, a veces es tergiversado hasta límites infinitos. Así que al final se trata de visibilidad frente a tranquilidad. Cuenta con mi humilde promoción de tu libro entre mi círculo de amistades y familia, cuenta con ello. Un abrazo Mayte.
Lo que sentí en Twitter no lo había sentido antes en otras redes. Creo que Twitter es una red especialmente peligrosa por la velocidad a la que se puede llegar a difundir la información. También me parece un lugar lleno de crispación y, la verdad, no estoy por la labor. Muchas gracias por tu apoyo, Carlos. Un abrazo.