El emperador de los helados, de Jorge Morcillo

El emperador de los helados«Diles que se escribe como se ama, con el mismo estilo. Que se escribe y se ama y se ama y se escribe y se sobrevive como se puede. Que algunos aman y escriben como con mucha parafernalia, con mucho artilugio y con mucho epíteto, pero en el fondo no están diciendo nada. Que otras amamos y escribimos desnudas y de noche y en silencio».

Este fragmento tan bello y tan sugerente pertenece al relato «Lo inexpresable», el último texto de este libro que acabo de leer, El emperador de los helados de Jorge Morcillo. Y, con permiso del autor, voy a hacer mío ese fragmento. Es más, lo he hecho mío ya, porque me siento tan reflejada en él que parece como si lo hubiera escrito yo. Pero antes de llegar a este relato, pongámonos en contexto.

El emperador de los helados es el último libro del escritor Jorge Morcillo y lo ha publicado la maravillosa y vanguardista editorial Niña Loba. Es la segunda obra que leo de este autor (la primera fue la novela corta De cielos y escarabajos). Desarrollar un estilo propio, inconfundible, y escribir textos literarios que se parezcan poco o nada a lo que se ha escrito ya, podría considerarse el complejísimo reto al que se enfrentan (nos enfrentamos) los autores contemporáneos. Y después de leer dos libros de Jorge Morcillo me atrevería a decir que este autor está cerca de lograrlo. En este caso se trata de una antología de relatos cortos aunque, en realidad, algunos de ellos ni son tan cortos ni son exactamente relatos en el sentido más estricto de la palabra. Muchos de ellos apenas tienen «tensión argumental» ni, por supuesto, la clásica estructura de inicio, nudo y desenlace. Insertadas en los textos hay cientos de reflexiones sobre los temas más diversos: política, historia, arte, economía, cine y, sobre todo, literatura.

Como ya sucedió con De cielos y escarabajos, nos encontramos ante un libro transgresor y antisistema tanto en la forma como en el contenido. El tipo de libro que unos aman, otros odian y otros ni siquiera lo acaban porque piensan que es una tomadura de pelo. Así son los libros de Jorge Morcillo y deduzco que él lo sabe. Los relatos son quince y están distribuidos en tres partes. La primera parte, desde mi punto de vista, es la más loca, la más extravagante, la más delirante. Los personajes que circulan por sus páginas son seres incomprendidos y tragicómicos: artistas con tendencias suicidas, una rata humanizada que sabe leer y escribir, un director de cine que huye del éxito encerrándose en un castillo en ruinas, un moco (sí, han leído bien, un moco) que reflexiona sobre el sinsentido de la existencia. En esta parte se encuentra uno de los relatos que más me ha gustado, «Escribir o escarbar». En realidad, se trata de un texto bastante largo que parece más una novela corta que un relato.  Me ha recordado mucho a De cielos y escarabajos, tanto en la forma como por la personalidad del protagonista. Es una parrafada seguida, sin puntos y aparte, en la que un cineasta asqueado del mundo le escribe una carta a una actriz que fue su amante. A mí me ha parecido una absoluta genialidad. Me he reído a carcajadas, me he emocionado con algunos fragmentos, he subrayado cantidad de frases… Y, por si fuera poco, es también el texto más original, desternillante (pese a lo trágico) y genial que he leído de todos los que hasta ahora se han escrito sobre la pandemia.

La segunda parte agrupa cuatro relatos bajo el título común «El cuarteto de la Guachinera».En esta parte el lector experimenta un gran choque, un gran contraste. Estos cuatro textos no se parecen en nada a lo leído hasta ese momento, ni en el estilo ni en el argumento. Tanto es así que parecen escritos por otra mano. Están ambientados en México, concretamente en el desierto de Sonora, en la época de las misiones y la colonización española. Los relatos están escritos con una prosa exquisita y llena de vocablos locales, como si lo hubiera escrito un hombre de aquella época y de aquel lugar. A pesar de todo, es la parte que menos me ha gustado, aunque estos relatos demuestran que Morcillo, si lo desea, puede ser un escritor camaleónico capaz de escribir lo que haga falta.

Tras este paréntesis, en la última parte del libro regresamos a la orgía literaria, el desenfreno, la transgresión, el Jorge Morcillo en estado puro. A excepción del relato «Mi amigo Artur», que sí se desarrolla con un estilo y estructura más convencional, el resto de los textos están en la línea de la primera parte. De nuevo volvemos a los personajes tragicómicos e incomprendidos: un escritor que reniega de su obra, un camarero con alma de escritor, una mujer que sale de la cárcel y viaja a Sonora (de nuevo Sonora, como mi amado Bolaño) mientras conversa con un mexicano tan antisistema como ella… A esta parte pertenece también el ya mencionado relato «Lo inexpresable», del que he extraído el fragmento que encabeza esta reseña. Está escrito en primera persona, con un lenguaje cercano a la prosa poética, y lo firma un personaje ya conocido para los que leímos De cielos y escarabajos. Un texto bellísimo, con mucho sentimiento. Uno de esos textos que una guarda para releer.

No recomiendo este libro a todos los públicos; sé que muchos no lo disfrutarían. Se lo recomiendo a quienes quieran leer algo diferente, a los amantes de la literatura experimental, a quienes quieran sumergirse en el mundo literario de un autor que no se muerde la lengua, un autor con un bagaje literario y cultural inmenso que escribe con un estilo propio, un hombre al que imagino a veces como ese cineasta que no quiere hacer otra cosa en la vida más que escribir o escarbar.

14 comentarios en “El emperador de los helados, de Jorge Morcillo

  1. ninaloba

    Muchas gracias, por la reseña, Mayte. Me alegro mucho de que te haya gustado El emperador. Y todo un acierto encabezar la reseña con las palabras de ‘Lo inexpresable’.
    (A ver si Jorge organiza una excursión al Jura para buscar a Antoine).
    Un abrazo!!

  2. Pingback: El emperador de los helados, de Jorge Morcillo — El blog de Mae – SENDERO BLOG

  3. Muy buena reseña Mayte, parece un libro muy interesante. Otro más en «bandeja de entrada». Pero eso es ideal, te confieso que me encanta tener libros pendientes de leer, me motiva muchísimo. Un abrazo y espero que pases un buen verano.

    1. Muchas gracias, Carlos. Joge Morcillo es un escritor con una gran personalidad. Yo tengo también una lista inmensa de libros por leer. Me gusta y a veces también me genera un poco de angustia no tener más tiempo para leer. Feliz verano. Un fuerte abrazo.

      1. Hola, Mayte. Ha pasado sí, pero se me ha hecho rápido. Ya lo hemos comentado alguna vez pero, si ya normalmente el tiempo es un bien escaso, desde hace unos meses a esta parte todavía lo es más. Pero está todo bien. Volveré a ir publicando; como dicen en mi tierra: «paseniño». Espero que todo esté bien por tu lado también. Otro abrazo de vuelta.

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