Aunque sabía que llegarían ese día, ella no se preparó. Se sentó en el viejo sofá y esperó vestida con su camisón raído y sus pantuflas destrozadas de tanto arrastrarlas año tras año bajo sus pies. Cuando sonó el timbre, no se movió. Tampoco cuando echaron la puerta abajo. Todo transcurrió en un mutismo extraño; ni siquiera le dijeron “buenos días” antes de levantar su cuerpo frágil sin apenas esfuerzo. Agarrada al pasamanos, bajó con dificultad cada maldito escalón que separaba su casa de la calle. Algunas pancartas flotaban indignadas en el horizonte urbano.
Un relato de impacto Mayte, el terrible delito social que tenemos hacia los desahuciados. Cuando conocemos que en la estructura productiva no cabemos todos y deberiamos exigir medidas para acoger a los sobrantes, porque la exclusión es el castigo de que imponemos a su inocencia. Y lo justificamos con que no se han esforzado lo suficiente presionando para expusar a otro. Un beso.
El problema de los deshaucios es un tema que me hierve la sangre. Es una injusticia social de primera categoría que va en contra de los principios de una sociedad democrática. Gracias por comentar, Carlos. Un abrazo
Y sabes lo que más me indigna, que sea un pobre funcionario el que tenga que dar la cara y aguantar los insultos, mientras el banquero de turno está metido en un lujoso despacho de la última planta de su edificio. Un asco de sístema.
Sí, a veces parece que el Estado trabaja para facilitarle la vida a los banqueros y a los grandes empresarios, y no a la población vulnerable. En fin, no me tires de la lengua, Carlos, que como empiece no paro…
No tiro, no. Pero que no nos roben la sonrisa Mayte. Un abrazo.
Me has dejado helada con tu relato. Desgarrador. Preciso y doloroso!
Un abrazo!
Claudia, no sé en Argentina cómo estáis con este tema, pero en España se ha echado a la calle a muchas personas porque no podían seguir pagando. Una vergüenza. Un abrazo
Muy mal, Mayte. Los hogares para la gente que se queda sin casa, no dan a basto. Las personas terminan viviendo y durmiendo en la calle. Así de desolador… Personas solas o con familia. Todo muy triste!
Qué terrible, Claudia… Qué pena de mundo. Un beso
Así es…
Me corrijo: «no dan abasto» 🙄
Qué bien has sintetizado en pocas líneas lo que se debe sentir en un desahucio. Excelente micro, Mayte! Un beso 😘
Una de las peores lacras de nuestros días. Gracias, Lidia!!
Y ya está. En la calle. Y se desentienden, les da igual lo que sea de ella. Qué angustia, muy buen relato Mayte, lo he vivido y me ha quedado hasta mal cuerpo. No lo parece pero es un piropo…
Gracias, Luna. Ojalá se acaben algún día estas injusticias, aunque con lo que vemos en los telediarios cada día no puedo evitar ser pesimista. Un abrazo
Además de verdad, en todos los sitios y a todos los niveles. Homo homini lupus.
Personalmente pienso que un banco que ha recibido miles de millones para ser rescatado, jamás, insisto jamás, debería desahuciar a personas con problemas por impagos. Debería formar parte del acuerdo del propio acuerdo del rescate.
Por no hablar de fundamentos éticos, que a nadie importan.
Muy buen relato. Un abrazo.
Ya sabemos que los bancos solo quieren lucrarse a lo bestia y las personas les dan igual. Está en la propia esencia de ese negocio. Para mí lo verdaderamente grave es que un gobierno democrático lo permita y no haya leyes que controlen estos abusos. La Unión Europea está dejando bien claro y que hay cosas que no se pueden consentir (cláusulas suelo, etc) pero han tenido que pasar muchos años y muchos desahucios para que empiecen a controlar. Con lo del rescate ya ni entro… Una vergüenza en mayúsculas. Un abrazo, Carlos.
Increíble como con tan pocas palabras dices tantísimo. Enhorabuena!
Gracias, Sadire. Es un tema muy sensible con el que me resulta fácil empatizar. Besos!!
Triste pero real. Esperemos que estas injusticias terminen algún día y que sea pronto.
Muy buen relato.
Saludos Mayte!
Muchas gracias, Little cat. Ojalá desaparezcan estas injusticias sociales, pero es difícil. Y muchas veces no depende de quienes queremos cambiarlas. Un abrazo
Me enervo con estas cosas. Al final el inocente paga la incompetencia del poderoso. Bien —mentira cochina: mal, muy mal— estaba en la Edad Media, pero se supone que nos hemos civilizado siquiera un poquito…
Nos hemos civilizado un poquito, pero queda mucho camino por recorrer. Un saludo!!
Los pelos como escarpias, Mayte.
Sí, es terrible, Ana.
A veces solo bastan unas cuantas líneas para pintar un injusticia social tan arraigada hoy en día en nombre de la justicia inmobiliaria. Lo dices tan bien, que nos indigna sobremanera tu relato.
Gracias por comentar, Mac. Es una realidad muy triste y muy injusta. Un abrazo.
Es acaso ella víctima de un secuestro? Seguiré leyendote un poco más. Saludos!
No, es una mujer a la que desahucian de su casa por no pagar. Un abrazo y gracias por pasarte
Me imaginé toda una historia se secuestro . Por eso es tan grandiosa la literatura 🙂
Brutal cómo lo has escrito, brutal cuando sucede.
Una vergüenza. Pero se está intentando poner remedio (asociaciones de afectados, ayudas a la vivienda, el tema de las claúsulas suelo, etc.) La lucha continua.
Se está intentando poner remedio, pero para algunos ya es demasiado tarde. Un abrazo y gracias una vez más por pasarte por aquí.
Impresionante descripción, Mayte: ¿qué piensa alguien mientras espera ese terrible momento? ¿Y que piensan aquellos que lo ejecutan? Son personas como nosotros. ¿Cómo se acalla la conciencia?
Muchas gracias por pasarte y por compartir aquí tu reflexión sobre este terrible tema. Un saludo
¡Y nos siguen contando milongas, que España crece, que los jóvenes encuentran trabajo y bla bla bla!
Eso sí, doy fe que disponen de bellos edificios ‘destinados, dicen, a dar apoyos sociales’. Por circunstancias, que no vienen al caso, acompañé a alguien a uno de esos edificios y salimos desolados y congelados en pleno verano. Dentro de ese edificio, aquí en Madrid, viven bien pero el lema de servicios sociales solo era un cartel de adorno.
¡Brillante tu descripción Mayte!
Muchas gracias, Ursulina. El tema de los desahucios me parece una verdadera injusticia social que no debería consentirse. Un abrazo y gracias por leerme y comentar