En la editorial todos estaban sobrecogidos después de leer aquella magnífica novela negra. Incluso el director —un tipo recio, de los que no se impresionan por nada y con tantos años de profesión que podía oler el éxito de una obra tan solo leyendo los primeros párrafos—era incapaz de quedarse solo en la oficina al caer la tarde, según era su costumbre. Los crímenes relatados con esa prosa terroríficamente bella le habían dejado aturdido, como un niño que escucha con avidez y temor su primera historia de fantasmas. El autor de la novela era un tal Jose María Sánchez, un nombre simple y desconocido en los círculos literarios.
Se habían citado con el escritor aquella mañana. Cuando ella pasó al interior del despacho, se produjo un pequeño desconcierto. Era una mujer joven, menuda, con piercing nasal y pelo corto. El director le informó con cortesía aséptica de que se había equivocado de despacho, de fecha o de hora, ya que en esos momentos estaban esperando a un autor llamado José María Sánchez.
—¡Ay, disculpen! —exclamó ella, adoptando un fingido y aparatoso gesto de sorpresa—. A veces confundo el orden de mi nombre compuesto, y en lugar de María José escribo José María. Pero supongo que se trata de una pequeña confusión sin importancia, ¿verdad?
Je, je: ¿le habría parecido la prosa menos terriblemente bella de saber que era una María José? Un abrazo, mae.
Ese experimento, el de mandar manuscritos a editoriales con un nombre masculino, lo hizo una vez una escritora. Puedes imaginarte lo que pasó. Un abrazo!!
Uy, sí, ¿por qué iba a afectar eso? Ejem. Muy bueno, Mayte.
Besotes.
Mi pequeña contribución crítica al día de mañana. Un besote, Luna.
Quiero creer que esa «confusión» no debería haber afectado a la decisión del director.
¿O es mucho suponer? «País»… que diría Forges.
Un abrazo.
Pobre Forges… Cuánto se le va a echar de menos.
Por cosas como esta se celebra el día de mañana. Un abrazo, Carlos
Genial! Cuántas mujeres escritoras habrá que hayan mentido en sus nombres para poder llegar a los editores?! En fin…
Me ha encantado. Un abrazo, Mayte! 🙂
Muchas gracias, Lídia!! Un beso fuerte
Ja, ja, ja, genial!!!! Qué despiste tan tonto nooooo????
Sí, un despiste tontísimo, jeje. Un abrazo!!
«los hombres miran a las literatas peor que mirarían al diablo» Rosalía de Castro
Seguro que Rosalía también lo sufrió…
jajajajaja…muy bueno, Mayte. Una critica sutil estupendamente hilada.
Besos.
Gracias, Mukali!! Abrazos
Una crítica sutil, delicada y que grita en el sistema.
Este relato lo escribí hace unos años. No imaginaba que más tarde unos tipos ganarían un millón de euros en un certamen (que en realidad no es un certamen) usando un seudónimo femenino (que en realidad no era un seudónimo). Así que supongo que este relato vuelve a estar de actualidad. Muchas gracias por leerlo y comentar.
Sigue siendo actual…. Y esperando que pronto quede en relato.