En el silencioso edificio del barrio residencial no se escucha ningún ruido, salvo los gemidos profundos de él y los jadeos fingidos de ella. Sus cuerpos desnudos reposan más tarde sobre la cama con las piernas dobladas hacia un lado, encajados como dos piezas de puzle con los bordes desgastados de tanto uso. Él lamenta en voz alta su mala fortuna, la maldición que les condena desde hace años a la vida solitaria sin descendencia. Ella suspira y se levanta despacio. Su marido conoce esa costumbre postcoital suya de beber un vaso de agua en la cocina. Llena el recipiente de cristal directamente del grifo y, después, en un gesto rápido y decidido, extrae una pequeña píldora de la caja escondida detrás de la nevera.
Es un tanto extremista, que duda cabe, pero tiene tela el asunto tal y como lo planteas. Es una manera ladina de ser infiel. Pero el cuento me ha encantado por el desenlace tan original que has escrito. Un abrazo.
Muchas gracias, Carlos. Una historia sobre secretos matrimoniales inconfesables. Un abrazo.
Como dice el otro Carlos, es una manera de infidelidad. No obstante una relación con este tipo de secretos no terminará funcionando. Un muy buen micro, con un giro final digno de un sicólogo…..bueno….o de un terapeuta de pareja. Un abrazo Mayte.
Muchas gracias, Carlos. Les vendría bien una terapia de pareja, desde luego. Me pregunto cuántas parejas vivirán durante años de esta forma, guardándose secretos que nunca podrán contar al otro. Un abrazo.
Amor, lo que se dice amor, no veo yo en esa relación. Por lo menos por parte de ella. Estoy de acuerdo con los dos Carlos, es una manera de ser infiel y muy buen giro final.
Una grata sorpresa que dejes caer tus letras por aquí, difíciles de leer últimamente 😉
Un besote
Muchas gracias, Luna. Estoy bastante liada últimamente. Mucho trabajo, crianza, algunos problemillas de salud (pero nada grave, por suerte) y otros proyectos literarios de más envergadura a los que dedicar tiempo… Un beso fuerte.
Oh, ¡cuídate mucho y recupérate rápido! Otro besote 🙂
Concuerdo con Luna, ella no siente amor; por lo tanto más que infiel, me parece que es deshonesta consigo misma y con su pareja. ¡Excelente micro Mayte! Ni los jadeos fingidos del comienzo me hicieron suponer ese final.
¡Un gran abrazo!
Muchas gracias, Sari. Una relación de pareja desgastada, que con el tiempo ha ido originando secretos inconfesables. Un abrazo fuerte y gracias por dejarme tu comentario.
¿Habrán hablado sobre el tema? Jaaajjj
No sé, muy deshonesto por parte de ella, pero…¿por qué?, ¿qué motivos tiene para no ser sincera? Uyyy creo que soy el abogado del diablo…
No, estos no acaban bien.
Algunas parejas no saben comunicarse en entre ellas. Y el miedo al abandono tal vez le impide echarle valor y ser sincera… Un besote, Sadire.
No todas las mujeres quieren ser madres y algunas deben esconderlo para que no las señalen con el dedo.
En fin, muy buen micro, Mayte. Abrazo
Muchas gracias, Lídia. Me encanta ver el punto de vista de cada uno de vosotros cuando publico un micro. Esta es una lectura que no han hecho otros, y es perfectamente válida. Tal vez ella no se atreve a decirle la verdad, que no quiere ser madre, por la incomprensión a la que puede enfrentarse. Un fuerte abrazo.
Exacto. Supongo que hay que vivirlo para entenderlo 😉
Genial micro con una doble mentira y una «desvida» en común.
Muchas gracias, Francisco. Eso es, una «desvida» compartida. Un abrazo.
Tremendo. Muy visual. Cuentas una historia trágica de traición sin concesiones al dramatismo, lo que la hace más dramática aún. Genial, Mayte.
Muchas gracias, Sara.