Era joven cuando lo enviaron a luchar. Estaba en lo mejor de la vida, como se suele decir, pero no había posibilidad de escapatoria. Era su destino, el suyo y el de todos los de su casta. Primero lo llevaron a aquellos entrenamientos agotadores. Tenía la sensación de que se reían de él y eso lo enfurecía. Se volvía salvaje, y por alguna extraña razón su brutalidad generaba una satisfacción sin límites en los entrenadores.
Pasado un tiempo difícil de precisar, llegó el día de la lucha final. Sentía una soledad devastadora, colocado allí frente a su adversario. El enemigo estaba acompañado. Podía escuchar los vítores y los aplausos de todos aquellos hombres. ¿Dónde estaban los suyos? Su contrincante era un tipo escuchimizado vestido con un traje apretado y ridículo. Al principio creyó que un hombre tan delgado vestido de esa forma tan hortera no podía ser muy difícil de vencer. Pero se equivocó.
La lucha fue larga y despiadada, dolorosa y agónica… El hombre arremetió el golpe de gracia y su cuerpo negro y voluminoso se derrumbó sobre la arena, las banderillas clavadas en el lomo, la sangre brotando de su boca.
«La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la manera en que trata a sus animales» (Mahatma Gandhi).
¡¡Ooooooooooole, maestra!!
Me has pillado del todo. Ni te he visto venir.
Jajaja… Qué grande eres, Francisco. Usando la propia jerga taurina para halagar a la escritora antitaurina. Un abrazo, compañero.
Una relato con un argumento contundente para aquellos que creen que matar a un toro indefenso para entretener a la tribuna, es un arte.
Gracias, Mac. El ejercicio de ponerse en la piel del otro también puede hacerse con los animales. Un abrazo.
Gracias Mayte, un final imprevisto, ante la crueldad inútil no cabe justificación. Un besazo.
Gracias a ti, Carlos. Un abrazo.
A mi también me has pillado con tu requiebro final. Un texto muy conseguido. En cuanto al tema, no admite discusión: ni es arte ni es cultura. Abrazo.
Muchas gracias, Carlos. Creo que somos muchos los que pensamos lo mismo. Quizás ya es hora de avanzar. Un abrazo.
Absolutamente de acuerdo con los comentarios anteriores. Alabo tu narrativa, excelente.
Muchas gracias, María del Mar. Un placer volver a verte por aquí. Un abrazo.
No me esperaba para nada el final, estaba pensando en un niño soldado o en un soldado, simplemente.
No entiendo cómo todavía existe ese llamado «espectáculo» y hasta «arte», es de una crueldad nauseabunda.
Besos, Maite.
Lo escribí así para tratar de ponernos todos en la piel del animal. Un abrazo y gracias por leerme
¡Tuve que releerlo para entender el sentido! Excelente relato que denuncia una de las prácticas que me hace creer que somos menos humanos que los toros. Un abrazo.
Muchas gracias, Galaxi. Me alegra que te haya gustado y que coincidamos en la opinión que nos merece el toreo. Un abrazo
Vaya! no lo he visto venir. Al toro, me refiero.
A ver si uno de estos días todo este circo salvaje se acaba por completo.
Saluditos Mae!
Gracias por tu comentario, Little. Un abrazo
Me ha gustado mucho Mae: se mantiene abierto hasta el final y el giro, como siempre, súper logrado. Muy bien contada la perspectiva del otro lado. Un abrazo fuerte, ¡nos leemos!
Jorge
Muchas gracias, Jorge. Quise hacer el ejercicio de ponerme en la piel del animal. Un abrazo
👍
La estocada final fue inesperada. Apoyo totalmente tu texto !!!
Muchas gracias, María del Mar.
Sentí una tristeza profunda. Qué buen relato.
Muchas gracias por tu comentario. Un saludo
Magistral, te felicito. También me has sorprendido por completo. Pensaba en algún joven guerrero y en la antigüedad, en adistramientos y guerras y en todas esas historias de civilizaciones en que se resuelven los conflictos con espadas, sangre y muerte, por desgracia. Será también porque he visto Juego de Tronos estos días y luchas sin cuartel.
Los toros… un «espectáculo» bochornoso, nauseabundo y muy cruel. En una palabra, una auténtica vergüenza.
El «¡¡Ooooooooooole, maestra!!» es muy gracioso y lo suscribo.
Jajaja…El amigo «torpeyvago» es muy ingenioso.
Sí, he engañado un poco al lector con el relato. Pero el objetivo era tratar de ponernos en la piel del animal. Yo creo que el toreo tiene los días contados.
Bueno, si los políticos cogen el toro por los cuernos…
Magnífico como siempre, Mayte. Me ha gustado mucho. Un abrazo
Muchas gracias, Úrsula!! Un abrazo
Me has dejado con la boca abierta, vaya final, eres increíble escribiendo.
Besos guapa.
¡Muchas gracias, María! Me alegro de haberte sorprendido con el relato. Un beso.
Según iba leyendo, estaba imaginando por donde iban los tiros.
Yo pienso que es una fiesta muy cruel.
Has hecho un genial escrito!!
Muchas gracias!! Yo también opino que es tremendamente cruel. Un saludo