La mujer era fea, tremendamente fea. Un día apareció en el pueblo y nadie sabía de dónde había salido. De repente empezamos a verla por todas partes: la panadería, la plaza, la farmacia… Los niños huían de ella. Decían que parecía un monstruo, y ese empezó a ser su desafortunado apodo. Los adultos disimulábamos como podíamos la incomodidad que nos generaba su presencia. Ella era amable y educada, no se merecía un trato así. Supongo que era miedo lo que sentíamos, ese miedo irracional a lo defectuoso. Alguien le preguntó un día por sus orígenes, por el motivo que la había traído a este pueblo perdido. Ella respondió que estaba allí porque deseaba empezar una nueva vida desde cero.
Vivió aquí durante poco más de un año, hasta ese día en que el pueblo amaneció lleno de ambulancias y coches de policía. Al parecer, su marido había salido con un permiso penitenciario y había ido al pueblo a rematar la faena. La gasolina solo le había alcanzado la cara la primera vez.
Hoy, 25 de noviembre, es el Día Internacional contra la Violencia de género. En España han muerto más de 1.000 mujeres por esta causa desde el año 2003 (momento en que comenzaron a contabilizarse), una cifra mayor incluso que los asesinados por la banda terrorista ETA en toda su historia.
Cifra que dan escalofríos pero que es una realidad. Hoy, gracias a los adelantos de la comunicación digital, podemos leer que estos casos se repiten en varios países. Lamentablemente se ha hecho muy poco para erradicar este mal. Ojalá que los gobiernos le den más atención y hoy que celebra este día, Nos llame a la reflexión.
Ojalá, Manuel, aunque por aquí en España han surgido voces de ultraderecha que quieren tirar por tierra lo logrado hasta ahora. Un abrazo.
Me imagino que será Vox. Saludos
Se me pone la piel de gallina solo de pensarlo
A mí también
Buen relato; muy crudo –especialmente el final, con un giro muy logrado–. Y ese título que despista (el monstruo siempre aparece al final). Un abrazo para ti.
Gracias, Jorge. Eso es, los verdaderos monstruos no suelen tener aspecto de monstruos. Un abrazo
Estremecedor relato, Mayte. Eres una maestra en esto de sorprendernos con los giros finales. Aquí también son altas las cifras de mujeres víctimas de maltrato y muerte.
¡Un abrazo grande!
Muchas gracias, Sari. Otro abrazo fuerte para ti
muy buen texto. Abrazo
Gracias, Rubén. Otro abrazo para ti
Y no hay que olvidar que en ese recuento solo están las asesinadas a manos de parejas o exparejas. Las, por ejemplo, violadas y asesinadas por desconocidos no cuentan para la violencia de género, cuando esta claro que a un hombre no se lo habrían hecho. Solo por desahogarme, no te voy a decir nada que no sepas.
Duro el micro pero muy bueno, Mayte, y es que dura es la realidad. En fin…
Un besote
Es verdad, la estadística es aún mayor. Gracias una vez más por pasarte y comentar, Luna. Un beso
Excelente relato, con magistral “rebondissement”. Ojalá la realidad no imitara tanto al arte.
Muchas gracias, Paco. Un beso
Tan duro como la misma realidad, por desgracia. Aunque algunos se empeñen en negarla.
Esto parece el cuento de nunca acabar.
Besos, Mayte.
Es indignante y terrorífico que algunos nieguen la evidencia. Un beso, Paloma
Es una situación terrible esta que sufrimos y con la vergüenza añadida de los que negando los hechos pretenden obtener rédito político. Un besazo.
Es una vergüenza añadida, sin duda, además de una falta de empatía terrible. Un abrazo, Carlos
¿Qué decir? El verdadero monstruo está agazapado en el interior de muchos individuos. En su psique, en su alma… aunque creo que el alma es algo totalmente distinto. Me sumo a todo lo comentado.
¿Sabes? Siempre me ha «alucinado», espeluznado y sorprendido este grave problema, por la sencilla razón de que no lo acabo de entender. No me acaba de entrar en la cabeza que haya gente tan salvaje, cruel, primitiva, vengativa. Obedecerá a muchos motivos… posesividad, celos, educación retrógrada y machista, orgullo, inseguridad en el fondo, esos instintos violentos, locura transitoria… Como digo, me cuesta de entender el llegar a encegarse tanto, para llegar a asesinar a una mujer. Una lacra tremenda.
Un abrazo.
Yo tampoco lo entiendo. A veces ves en la tele casos terribles, como el de esos hombres que matan a sus mujeres delante de sus propios hijos. ¿Cómo puede alguien llegar a eso? Por muchos celos o mucho orgullo que se pueda sentir… Es incomprensible. Abrazos
Pues casos como los que comentas, u otros parecidos… sí, son terribles y cuesta asimilarlos. Es desesperación pura y dura, frustración, odio, orgullo (así funciona normalmente la naturaleza humana, te hieren, o crees que te han herido o atacado y sencillamente quieres devolver el golpe). O sea, sed de venganza, odio. Si a eso le sumamos muchas veces una mentalidad/educación machista y chapada a la antigua pues… así que es la combinación de multitud de factores, y ninguno de ellos positivos.
Bufff… duro relato, pero muy bueno como siempre.
Enhorabuena, Mayte.
Muchas gracias, Capitán. Un abrazo
Un relato estremecedor por la temática y muy bueno. He vivido muy de cerca alguna situación dramática, tanto de niña como de adulta y es algo que me estremece el corazón.
Y lo que me duele es que, a pesar de todo, hay mucha gente, demasiada gente que no ve el problema o no le parece un problema, es inaudito… No hay más que ver lo que votan…
Un abrazo y feliz año, Mayte.
O quizás ven el problema pero les da igual. A mí también me indigna, sobre todo cuando veo a los de ese partido diciendo barbaridades. Feliz año, Estrella.