—Te he dicho montones de veces que recojas tu plato y tus cubiertos cuando termines de desayunar. ¿Qué te has creído, que soy tu criada? —gritó Gimena, indignada.
—¿Y tú te piensas que soy el Banco de España? No haces más que derrochar el dinero en trapitos y peluquería —contestó Marcos.
—Yo también gano un sueldo y me lo gasto en lo que quiera —replicó Gimena.
—Pues entonces págate un chófer que te lleve al pueblo a ver a tus padres —dijo Marcos con malicia.
—¡No empieces a meterte con mi familia! —chilló Gimena.
Después de un rato escuchándoles discutir en esos términos, se acercó a la terraza y les preguntó:
—¿Qué estáis haciendo, niños?
—Estamos jugando a mamás y a papás.
Y es que los niños solo hacen lo que ven en casa. Por desgracia, repiten esas cosas que no se enseñan sino que se hacen. Por eso es tan importsnte «predicar con el ejemplo». Yo he visto casos, por ejemplo, de madres decir a sus hijos adolescentes «no fumes» y lo decía con un cigarro en la mano. Es contradictorio!
El diálogo y la situación que planteas son geniales. Un abrazo, Mayte! 😊
Es verdad, Lidia. Los padres tenemos que dar ejemplo. A veces cuesta un poco, pero hay que esforzarse. Muchas gracias!! Un abrazo
Es cierto los niños cuando juegan reproducen situaciones habituales. Y en otras ocasiones saben, por instinto, poner la guinda al pastel en el momento oportuno. Pero la discusión que tan bien retratas debería formar parte de la prehistoria. Aunque creo que me explotan y ya va siendo hora de que echen una mano. Leñe. Hale buenas noches, ya cuelgo que tengo que «poner» el yogur. Un beso.
Sí, debería formar parte de la prehistoria, pero me temo que todavía no es así. Abrazos, Carlos
Me encantó el final, que buen relatillo 🙂 saludos!
Muchas gracias, Bicho!!
Brutal, muy bueno, gran reflexión detrás de un relato de humor
Muchas gracias, Amalia
Hasta las discusiones silenciosas (cuando se dejan de hablar) pueden afectar la conducta de los niños. Genial tu relato para ilustrarnos una situación real.
Gracias!! Sí, las conductas de los adultos afectan mucho a los niños. Hay que tener cuidado. Un abrazo
Los niños no actúan por lo que se les dice sino por lo que ven y sienten. Y para lo bueno y lo menos bueno, acostumbran a seguir esos mismos roles que ven en casa. Al margen de eso, me ha gustado el giro final de tu texto. Un abrazo
Muchas gracias, Carlos. Un abrazo!!
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