La chica de dieciséis años llora en silencio sobre una cama de hospital acariciándose el vientre. Dos hombres la observan desde la puerta.
-No se preocupe por su hija, presidente -dice la bata blanca a la calva sobre un traje de Armani-. Aunque ella no quería hacerlo, dentro de unos años se lo agradecerá.
Y entonces la calva trajeada se marcha, satisfecha. Sale del hospital por una puerta trasera, sube a un coche negro y atraviesa la ciudad hasta un enorme auditorio donde una masa humana agita pancartas y corea: “¡Presidente, presidente!”. Cuando toma el micrófono, las voces callan. Y entonces habla:
– Solo Dios puede decidir sobre la vida humana…
Fuerte, tenso, con un final revelador: el político que dice lo que le conviene (en este caso, es provida)
Mi objetivo era poner en evidencia a los políticos que predican una cosa pero por detrás hacen la contraria. Gracias por comentar, Paula
Acerado retrato de la hipocresía en pocas palabras…
La hipocresía es un mal muy extendido entre la clase política…
Como bien dice un comentario anterior, es un acertado retrato de la hipocresía … aludiendo en este caso a la clase política. Pero he visto esto mismo entre gente de a pie. Quizás no sean sino el reflejo de la sociedad en la que viven. Magnífico micro. Un abrazo, Mayte
La hipocresía es mala siempre, pero creo que es aún peor cuando pulula por el seno de la clase política. Muchas gracias por tu comentario, Úrsula. Un abrazo.
Hay muchos dioses en minúsculas incapaces de hacer grandes cosas, como hablar con verdad.
Y esos dioses en minúsculas son por ello muy peligrosos…
Lo más resaltante de los políticos es la inconsistencia entre lo que se dice y lo que hace, entre la creencia y su conducta. Y a eso le podemos agregar su desvergüenza y descaro o lo que es los mismo, su cinismo. Un buen ejemplo que nos das con tu relato.
Cinismo y política suelen ir a menudo de la mano, lamentablemente. Gracias por comentar, Manuel. Un abrazo.
En realidad es consecuente, porque él se cree Dios…
Muy bueno, Mayte. Un besote. 🙂
Pues sí, Luna, seguramente se cree Dios. Un abrazo.
Como dice el refrán «Consejos vendo que para mi no tengo». Muy acertado alegato de la hipocresía de la clase política. Un abrazo.
Cada día me cuesta más oír a los políticos. Se salvan tan poquitos… Un abrazo.
La hipocresía humana, cada vez más presente…
Así es, Juan Carlos. Un abrazo