Eran las diez de la noche y hacía rato que había oscurecido. Ella caminaba con rapidez por aquella calle solitaria lamentando no haber escogido otro camino más concurrido. Una figura emergió bajo la luz de una farola y comenzó a caminar hacia ella desde el otro lado de la calle. Era una silueta masculina ataviada con gabardina larga y botas de estilo militar. Pese al frío escarchado, ella comenzó a sudar. Pensó en la posibilidad de cruzar a la otra acera, o tal vez volver sobre sus pasos y echar a correr. Sin embargo, sus pies siguieron caminando de frente y dos segundos más tarde se cruzaba con aquel hombre. Suspiró aliviada al comprobar que nada malo le había pasado. Pero, un instante después, sintió una voz a su espalda y los pasos apurados de aquel personaje caminando hacia ella. Desoyó las llamadas del desconocido y siguió caminando, hasta que una mano le rozó el hombro y ella lanzó un grito de verdadero pánico. «Perdona que te haya asustado. Solo quería darte tu cartera, que se te había caído».
Genial relato!!!
Un abrazo!
Muchas gracias, Claudia!! Abrazos
¡Uyyy! Qué bien transmites el suspenso y el temor de la protagonista, Mayte! ¡Sentí su miedo!😨 ¡Excelente!
Abrazos!! 😄 😄 😄
Muchas gracias, Saricarmen!! Un abrazo
La calle oscura sugestiona a cualquiera😘
Sí, yo por ejemplo siempre voy acojonada cuando ando sola de noche. Besos, Sadire
¡Interesante! Saludos 🙂
Gracias, Bicho!!
Excelente relato!
Por suerte no sacó gas pimienta!! jajajaja
Un abrazo!
Jajaja… Pues sí, menos mal. Un abrazo
Podía haberle gritado que se le había caído la cartera, le habría ahorrado el susto 😉 Muy bien ambientado. Un abrazo.
Muchas gracias, Luna. Un abrazo
Perfecta ambientación Mayte. Así se acobarda cualquiera.
Un saludo.
Muchas gracias, Manu. Un saludo
Las buenas intenciones como devolver la cartera también dependen del escenario y este era como para asustarse. Un abrazo.
Amigo Carlos!! Qué bueno leerte por aquí!! Tienes razón, yo me habría muerto del susto seguro. Un abrazo
Me encantó…saludos…
Muchas gracias!! Un saludo
Esas sensaciones las tenemos todavía demasiadas personas en según qué circunstancias…
Genial relato Mayte 😊
Sí, por desgracia no se puede ir con total tranquilidad por una calle oscura. Muchas gracias, Andrea
Buen final aunque este relato me ha recordado al de las chicas en la gasolinera y el tipo que le advierte que le está echando diesel a un coche de gasolina. Hasta otra!
Muchas gracias. Yo los veo relatos muy distintos, pero si tu mente ha hecho esa conexión será por algún motivo. Un beso
¡Lo que hace la imaginación y la noche! Me ha gustado mucho, has retratado muy bien como te puedes llegar a sentir en determinadas circunstancias.
Besos guapa.
Gracias, María. El miedo a la noche es a veces inevitable. Un besazo
Mayte, el miedo no es sonso, lo arrastramos por genes, lo quemamos en forma de adrenalina y lo susurramos al sentir tibia, pero con vida. Lindo relato.
Muchas gracias, Daxiel!! Un abrazo
Es un retrato de lo que siente una mujer cuando atraviesa una zona oscura y solitaria de la ciudad. ¡Vaya susto que le ha dado! Un besazo.
Eso es, Carlos. Toda mujer probablemente se ha sentido así alguna vez. Un beso
Me encantó el ambiente que relatas, a mi me pasa. No me gustan las calles solas.
Gracias, Javier. Yo también le tengo fobia a las calles oscuras y solitarias. Un abrazo
Genial el relato y muy buena la foto elegida para ilustrarlo 😀
Muchas gracias, Iñaki!!
Vamos, rica mía, que has hecho que lo lea con el ombligo encogido.
Eso sí, yo hubiese salido gritando si me tocan el hombro en esas circunstancias. Que tener barba no significa no poder ser una histérica ;P
Jajaja… Entonces eres de los míos, más bien tirando a miedosillo… Un beso
Interesante relato. Juegas con la técnica del suspense para, después, dar un giro final irónico.
Muchas gracias 🙂
¡Felicidades! por este relato
El giro final es extraordinario, la vida nos hace desconfiadas (¿no?).
¡Buen día!
Muchas gracias, Ursulina. A veces hay motivos para ser desconfiadas… Un saludo!!
Muy bueeeno, final impredecible
Muchas gracias!! 🙂